Está claro que tenemos mucho que rezar para que obispos y sacerdotes se conviertan al amor de Dios, pues hay un bajo nivel que tira para atrás. De no pocos se puede decir que parece como si su formación la hubiera seguido con la tele, la serta, el pis prosoviético, etc.etc.
Estoy muy contento por este cambio, que demuestra que Su Santidad Benedicto XVI tiene las cosas claras, aunque mida los tiempos.
Pero los mismos males, si bien sin ETA, pero creo yo que con un nacionalismo más profundo, tiene el clero catalán en su inmensa mayoría, con el cardenal Sistach al frente.
Deseo con todo mi corazón que también ahí la Iglesia acierte, y rezo por ello.
¿Es de reir o llorar que recemos públicamente aquí, casi sólo aquí, en un medio laico en el buen sentido de la palabra?