Está claro, para mí, que Zapatero no ha tenido que convencer a nadie, ni tiene capacidad personal para hacerlo. Nuestros(?) representantes en el órgano de la soberanía nacional se han limitado a hacer profesión de "atlantismo", que es lo que en definitiva ha quedado del más amplio concierto inicial en el Consejo de Seguridad de la ONU, sin tener una consciencia clara de qué es lo que eso sea, o cómo deba manifestarse, en estas circunstancias. Las mini-excepciones confirman la regla. Otra cosa queda clara, como ha sido puesto de manifiesto por algún partícipe en los debates de los medios en estos días, nuestro Parlamento no es, en pura realidad, representativo: ni de muy lejos se obtendría en una consulta popular un nivel de consenso al mostrado entre nuestros representantes en el Congreso de la Nación. Un ejemplo, y nítido, más de la pseudo-democracia que nos aqueja.
11. Ir de la mano de quienes apoyaron a Marruecos en la toma de Perejil.
Cualquiera que se embarque en una guerra con Zapatero de aliado es un insensato. Y con insensatos no deberíamos ir a ninguna guerra.
Por todo esto pienso que tenemos los políticos que "merecemos". Era cuestión de apretarle hoy hasta hacerle sudar tinta.
Al final,aunque cueste reconocerlo,el único coherente hoy con sus ideas ha sido el castrista Llamazares.
El general Zapatero debe dimitir, recoger sus enseres y marcharse a casa, pero ya. Ha mentido al Parlamento y al país y es responsable ante la historia de la mayor hipocresía política con su NO a la guerra, por lo que calificó de asesino al gobierno de entonces, y su adhesión inconsciente e irresponsable a la guerra de Libia. Dimisión, ya.