El descerebrado, inútil, tonto e incompetente zETAparo que okupa ilegítimamemte e inmoralmente la Moncloa no se irá. Quiere disfrutar sus últimas vacaciones y Navidades a nuestra costa y también hacerse sus últimos viajecitos en avión para sus últimas compras en Londres o París antes de que le echen las urnas.
Tampoco se quiere ir porque quiere terminar de destruir los últimos flecos de dignidad que le quedan a esta gran nación: Eutanasia, todo lo que pueda regalar a los nacionalistas y a los etarras, y, como colofón final llegar si es posible a los 6 millones de parados.
Es tan malvado este detritus humano que su proyecto es que cuanto peor deje el país a su sucesor mejor para él, aunque nos termine de hundir en la miseria al resto de los españoles. Así es esta bazofia que tenemos que soportar todavía.
¡Ojalá España fuera como Islandia y se le pudiera sentar en el banquillo y condenarle de por vida por todo el mal que nos ha hecho a todos!
Lo que el editorialista no se atreve a pedir, pero yo sí, es un golpe de Estado. Desde la Transición hemos tenido ya algunos: es cuestión de disimularlos. Las elecciones generales, se adelanten o no, servirán para poco si tras ellas, y ya perdedor, el PSOE no se transforma profundamente en clave nacional no partidista. Con frecuencia, yo me pregunto si no cabe "reinterpretar" -como tantas cosas ya se han hecho- las funciones de la Corona, que arbitra y modera a las otras Instituciones, de modo que pueda corregir coercitivamente sus disfunciones en caso de emergencia nacional, estimada a su libre y soberano albedrío. Vistos los antecedentes, todo sería cuestión de presionar adecuadamente a los designados magistrados del TC. Claro está que otros muchos estarán pensando en un golpe de Estado más clásico -tal vez, en esa tesitura se pueda enmarcar algunos de los recientes debates mediáticos sobre el franquismo- pero ahí todavía no he llegado.
Espero que Rajoy tenga el valor suficiente para derogar todas las leyes inicuas que se han sacado de la manga éstos canallas. Y las que sacarán todavía; hasta el momento de marcharse estarán haciendo daño.
Realmente hay motivos para procesarles por alta traición al Estado y sobre todo, por colaboración con banda armada. Pero primero habría que rehabilitar la Justicia, y aquí Rajoy parece que no está muy dispuesto a intervenir.