Ese Montesquieu debe tener más vidas que un gato, porque mira que llevan asestándole golpes de gracia mientras nos empecinamos en mantener la farsa del Estado de Derecho.
Va a ser que a un cadáver no se le puede matar. Montesquieu nació muerto. Eso de la separación de poderes está bien como resignado brindis al sol, como benéfica y práctica admonición a un poder irresistible, pero es alimentar una ficción. Nunca ha habido separación de poderes ni puede haberla. El poder es uno y absoluto por definición; el poder limitado, contrasentido que expresa una mera delegación subordinada. Tres poderes independientes en equilibrio son un imposible lógico; la cuestión es elegir entre el poder de algunos hombres o el de la ley; fin de la historia.
El socialismo es criminal pero coherente. Socialismo es la negación de la ley, de la libertad. Lo que resulta realmente estúpido es creer que gobierno socialista y Estado de Derecho son compatibles cuando el primero, repito, es la negación implícita del segundo. En realidad, todo gobierno, en cuanto violación de la soberanía individual, supone un ataque al ilusorio Estado de Derecho.
A efectos dialécticos deberíamos tenerlo claro: si impera la ley, nada más gobierna. Todo lo demás serán licencias retóricas para disimular el relativismo rampante.
Está claro que el Socialismo español está reñido con la Democracia. Pero, ¿qué hará el PP cuando llegue al poder? Lo tiene muy fácil derogando todas éstes leyes inicuas que éstos canallas han promulgado, pero no creo que Rajoy lo haga. Estamos apañados.
En mi opinión, todo es cambiante y no hay cerradura invulnerable ni sistema politico inviolable, las dictaduras se las dan de democraticas y muchas democracias envejecen y otros aprovechan para a partir de ese deterioro arrimar el ascua a su sardina.
Como la enfermedad precede a la salud y viceversa, no queda sino aplicar a diario un tratamiento espectante; estar siempre alerta y hacer e inculcar politicas de solidaridad, fraternidad, integración, convivencia, no solo entre paises sino entre naciones y continentes.
Esto ha de inculcarse desde la mas tierna infancia y desde las familias, que si están desestructuradas hay que empezar a volver a reestructurarlas. mediante la imaginación y la constancia.
Montesquieu pertenece a una época con una problematica antigua para los tiempos que corren, donde unas "tribus" desconocían la existencia de otras, el futuro ha de contar con esa globalización, las soluciones han de ser aplicables al globo y sus habitantes, para el bien común.
Aparte de dejar claro que ya no hay un ápice de estado de derecho y democracia, de olvidarse de mencionar el papel de la Oposición, ¿qué debemos hacer?. ¿Tragar?.
TÍTULO VI DE LA CONSTITUCIÓN
Artículo 117. 1. La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la Ley.
Artículo 124.2. El Ministerio Fiscal ejerce sus funciones por medio de órganos propios conforme a los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica y con sujeción, en todo caso, a los de legalidad e imparcialidad.
Artículo 125. Los ciudadanos podrán ejercer la acción popular y participar en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado
Ante este tipo de artículos los socialistas se carcajean. La cosa no va con ellos. No hay más separación de poderes que el hacía González al repartir ministerios o el que realiza ZP, pero todo ha de depender de su poder. Absolutismo del siglo xxi.
El PP no dirá nada y cuando llegue al poder, si es que llega, no hará nada para cambiarlo porque no hay cosa que más le guste a un político socialista (de cualquier partido) que el de tener el control de todo.
Bueno, en esto menos echar la culpa a los socialistas, pues Aznar tuvo cuatro años de mayoría absoluta para cambiar las cosas, y no hizo absolutamente nada en este sentido.
En España el ansia de poder no es necesariamente privativo de la izquierda oficial, y mucha culpa de las cosas que pasan en la justicia la tienen los políticos que se llaman "de derechas", a los que tampoco les interesa cambiar el status quo.