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¿Qué se jugaba en la guerra de España?

Se rebelaron bajo la invocación "por Dios y por España", es decir, por la cultura cristiana y por la nación. Y contra la o las revoluciones anticristianas y antiespañolas de la izquierda y los separatismos, cuyo abocamiento solo podía ser totalitario.

Genjo dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 14:41:

Entiendo perfectamente que lo que le hubiera gustado a Moa es que hicieran con sus libros lo que él está haciendo con el de Payne. Lo que siempre le han negado.

Escali dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 12:51:


No conozco el libro en cuestión de Payne, pero comparto las opiniones de Don Pio, siempre expresadas con una claridad meridiana y desacomplejada.
Sin embargo, no puedo estar de acuerdo con la afirmación de que la atención internacional a la Guerra Civil proviniera de un "equívoco" que la presentaba como la lucha entre el pueblo y el fascismo.
No hubo nunca equívoco. A nivel internacional, todo el mundo suficientemente informado sabía que lo que se dirimía en España era su caida o no en el comunismo ateo, bajo la órbita soviética o de propio cuño.
Las izquierdas se lamentan muchas veces y siempre malintencionadamente de la inacción de las democracias occidentales ante el levantamiento nacional. Lo achacan a intereses derivados del intento de pacificación a Hitler, el interés por no provocar a Stalin y demás. Nunca indican que las democracias occidentales, incluso Francia cuyo Gobierno era abiertamente simpatizante de la República, estaban horrorizadas del comportamiento antidemocrático y totalitario del Gobierno republicano. Desórdenes sin cuento, quema de iglesias y conventos, incautación de tierras, asesinatos de religiosos y gente de derechas no es que no fueran perseguidos, es que ni siquiera eran investigados, mientras se prohibía la expresión pública de cualquier sentimiento religioso y se cerraban los periódicos de derechas. Interesa recordar, como ejemplo, que cuando el ministro de Exteriores fué a pedir ayuda a Inglaterra, Churchill le dió la espalda gritando : "Sangre, sangre, sangre".
Ningún equívoco. Lo del pueblo contra el fascismo fué ya en 1936 y sigue siéndolo hoy el disfraz del totalitarismo izquierdista anticristiano para limpiar públicamente lo que no era y fué sino un genocidio premeditado contra los valores cristianos preponderantes en España, incluyendo el plano cultural y la eliminación física de sus seguidores.
Eso fué lo que despertó tanta atención en el mundo, ver cómo España conseguía defenderse otra vez del ataque de un nuevo monstruo internacional. Otra vez, digo, como ya tuvo que hacer contra los moros primero y contra Napoleón después; por tercera vez España se defendía prácticamente sola, esta vez contra el monstruo comunista que había devorado Rusia en 1917 y comenzado a expandirse internacionalmente. España ganó de nuevo su libertad, por tercera vez, y eso volvió a asombrar al mundo.

danago dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 11:19:

Caso curioso el de Azaña. Su concepto de España no cabía en la historia de lo que éramos o habíamos sido. Su famoso "España ha dejado de ser católica" desde el banco azul, indicaba sus intenciones. Al final, vistas las terribles consecuencias de lo que él ayudó a traer, hizo el famoso discurso de las tres p : Paz, piedad, perdón. Y como no era tonto del todo, en el momento final de la vida, antes de morir acabó con su ya conocida jaculatoria: Jesús mío, perdón, misericordia.

Arato dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 10:55:


De acuerdo en que buena parte de quienes se rebelaron contra la deriva republicana lo hicieron para defender los valores europeos y occidentales. Pero muy pocos lo hicieron para recuperar la tradición liberal truncada en las postrimerías del reinado de Alfonso XIII. Desde el Bloque Nacional hasta la Falange tenían claro que la "solución" para España debía ser como mínimo autoritaria, si no directamente totalitaria. Lo mejor que podría haberle pasado a España tras 1939 hubiese sido una restauración monárquica en la figura de Don Juan, reinsertándonos paulatinamente en el orden europeo posbélico y en las instituciones liberal-democráticas. Buena parte de los sublevados en 1936 así lo hubieran deseado, probablemente. Pero eso es lo malo de las guerras civiles desde Julio César: que combatir un mal puede hacer recaer en otro similar.

alterego dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 10:40:

Supongo que Cesar Vidal tampoco estará de acuerdo con esto.

Tranquil dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 10:30:

Por Dios tambien dicen morir los yijadistas. El bando Nacional reivindicaba el cristianismo Católico, de tradición, el cristianismo como elemento cultural y político. Por otra parte el grito de "viva Rusia, muera España" acuñado por los frente populistas comunistas en pancartas mostradas en la mayoría de ciudades españolas antes de la sublevación, y en muchos casos durante la guerra, parece confirmar claramente la antiespañolidad de los mimos

PINOCHO8 dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 09:47:

Excelente, claro, preciso, y valiente como siempre. animo D. Pío.
D. Pío, observo que no aparece en este mes de agosto su artículo semanal en la revista Epoca, ¿ qué razon hay?, si es por vacaciones vale, si también va a haber censura en La Gaceta, que me vayan borrando de lector. Saludos.

albazan dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 08:34:

Estos días con ocasión de la JMJ y visita del Papa Benedicto XVI, esa izquierda que se siente heredera del Frente Popular nos ha dado un claro ejemplo de lo que se traían entre manos sus antecesores ideológicos en los años 1930.
Se ha explicado por activa y por pasiva el coste 0 de la JMJ. Que no le ha costado un duro al contribuyente (ni católico ni no católico). Pero fieles a su ideario de falsear la realidad han insistido en el tema económico (realmente creo que les importa un bledo, pues ellos derrochan a manos llenas). Es una tapadera más para fundar su furibundo ataque al sector mayoritario de la población española y no me refiero a los católicos. Ha habido una inmensa mayoría que ha disfrutado con esta invasión juvenil de las calles de Madrid disfrutando de la alegría y el colorido que llevaban consigo. Es eso y no otra cosa lo que no pueden tolerar. Que esa alegría esté fundada en su acérrimo enemigo: Cristo. Si no les viene ni les va deberían haber pasado indiferentes ante todo lo que les rodeaba (¿realmente era posible?)
Otra cosa que no pueden tolerar es permitir que el Papa se exprese libremente. Y vaya si lo ha hecho. El discurso de El Escorial, en uno de los lugares más sagrados de nuestra nación, el Papa se ha reunido con jóvenes profesores universitarios y ha dialogado con ellos sobre la verdad. Memorable discurso e inolvidables palabras. La verdad es algo que no podemos a llegar a poseer totalmente por mucho que nos aproximemos a ella. Es más bien la verdad la que nos posee a nosotros. ¿Caben palabras más esperanzadoras para los que buscamos la verdad? Sólo lo más necio de la sociedad puede rechazar esas palabras.
Al final la lucha que permanece es la de siempre: la verdad contra el falseamiento y destrucción de los que no aceptan la realidad de lo que nos rodea...

igonsan dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 02:46:

Stanley Paine cae en el mito del democratismo. La democracia no es sino un sistema de decisión colectiva y no un fin. El fin de una sociedad que aspire al bienestar es la justicia, la libertad, la prosperidad y la virtud, principios fundamentales del cristianismo y del liberalismo que proviene de aquel. Y el fin de los que se oponen a esos ideales, por mucho que quieran camuflar la realidad, es el totalitarismo, el esclavismo, la ruina, el delito y la muerte, valores primordiales del izquierdismo. Por maniqueista que pueda parecer, los resultados y consecuencias de uno y otro ideario están en nuestra historia y en todas las demás historias. Con sus desviaciones, pero el camino al que conducen unos idearios y otros están ahí, visibles para el que quiera ver. Como dice el evangelio "por sus frutos los conoceréis".
Realmente era la lucha de los buenos contra los malos.

Schauspi dijo el día 26 de Agosto de 2011 a las 00:41:

Interesantísimo y brillante artículo señor Moa. Por ahora, siempre es un placer leerle. Es más, despues de hacerlo, cuadran y se comprenden muchas cosas...

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