Antonio, nada de inexorable, sólo tendencia temporal. A su juicio le traiciona, inmerecidamente, el cortoplacismo del político -del buen y honesto político-. La inexorabilidad está en la tendencia -por ahora oscurecida y aparentemente trastocada- de la creciente interrelación política, cultural y también étnica, de los pueblos peninsulares y, en segunda instancia, continentales y, en tercera, mundiales. Mientras tanto nos toca sobrellevar, sin óbice de una resistencia activa y compasiva, que, esa sí, es faena para los políticos, algunos años -tal vez, generaciones- de acíbar y espinas. Las buenas gentes de nuestro país no debemos dejarnos llevar por el derrotismo que a Vd., hoy, parece abrumarle, sino confiar en el triunfo final -y no estoy pensando en el punto omega, según el pensamiento de Teilhard de Chardin-, que, claro está, casi ninguno veremos.
Con afecto.
Cataluña será cultural y socialmente árabe en muy pocos años, no me preocupan.