"Durante aquellos días de infamia, ninguna mezquita sospechosa de predicar la yihad ni ninguna sede de simpatizantes del terrorismo islámico fueron acosadas por los manifestantes. Las sedes que fueron acosadas fueron las del partido en el gobierno, para regocijo público –pero silenciado- de todas las organizaciones relacionadas con el terrorismo islámico del planeta".
Eso nos aclara que los atentados tenían como objetivo la sustitución del gobierno del PP por otro del PSOE, y que el comportamiento de los socialistas fue desleal hasta la desproporción y también nos hace sospechar tan diligentes y eficaces acosos, el pásalo, las noticias de suicidas en los trenes y demás descalificaciones e incriminaciones contra el PP, que más bien parecen todas estas maniobras que formaban parte de un plan minuciosamente organizado y previsto por la oposición contra el gobierno en funciones.
Ese Síndrome de Estocolmo, esa "colaboración" con los intereses de los terroristas que cometieron los atentados es indirecta. No hay en ella un afán premeditado, es, podíamos decir, un efecto colateral de las protestas de una parte de la sociedad contra el gobierno del Sr. Aznar por prestar la imagen de España para declarar una guerra a espaldas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y de su Asamblea General (la foto de las Azores) y por tratar de ocultar a la opinión pública la filiación de los autores de los atentados.
Sin embargo, hay ahora mismo en España quien está pidiendo la libertad de un asesino condenado por aquellos crímenes, Jamal Zougam, con el mismo desparpajo y el mismo desprestigio de las instituciones del estado con el que los batasunos piden la libertad de los etarras.
Puestos a hablar de colaboración con los terroristas que cometieron los atentados del 11-M mejor empezar por estos últimos ¿No le parece?