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Ketty Garat

Feliz navidad y un deseo para 2013

Rubalcaba habló por teléfono el jueves con Durán i Lleida largo rato. Tras la conversación sólo nos dijo: "Estamos muy mal, chavales".

Querido Pablo:

Te escribo ya desde mi querido Ferrol, con el portátil tumbada en la cama mientras acurruco a mi sobrina y escuchando de fondo a mi numerosa familia conversando en el salón –no es fácil juntarnos a todos–. Será, sin duda, que soy una fanática declarada de la Navidad; que considero estas fechas como el mejor periodo del año, en el que todo el mundo en su fuero interno hace balance y fija propósitos de mejoría para el nuevo año, y por eso he de decirte, sin que sirva de precedente, que comparto prácticamente todo lo que dices en tu última carta del año. 

Aquí, rodeada de los míos, me haces pensar en la lucha del Ejecutivo y comparo. Porque creo que todos los que suscriben esa felicitación navideña de un ministro que trabaja "con la confianza en este país que amamos, España", son españoles que trabajan desde su oficina, panadería o comercio con el afán de mejorar en lo personal pero con repercusión nacional para que construyamos entre todos una España más justa, más libre y más unida. No dudo, querido Pablo, de las buenas intenciones de este Ejecutivo, incluso alabo ese "cambio de mentalidad" por el que aboga nuestra vicepresidenta, y que yo también considero urgente, habida cuenta de que las manifestaciones de nuestros compatriotas demuestran que se han acostumbrado en exceso a la cultura de subsidios, cuotas y cheques de papá estado.

Sin embargo, nuestra sociedad no es hoy más justa, más libre ni está más unida. Más bien al contrario. Pienso en los miles de familias que afrontan estas navidades sin dinero, con todos sus miembros en paro, desahuciados o con sus hijos en el extranjero en búsqueda de un trabajo que no encuentran en España. No puede ser justa una sociedad en la que es prácticamente imposible encontrar un medio de subsistencia, aunque coincido contigo en que el Ejecutivo pone toda su preocupación y su ocupación en ello.

No obstante, creo que hay muchas asignaturas pendientes. Que el Gobierno debe estar abierto al acuerdo con distintos sectores pero sin olvidar su legitimidad para gobernar. No me parece acertado en este sentido la autoenmienda que se ha hecho el ministro Gallardón en la renovación del CGPJ, cuyos vocales no serán elegidos ya directamente, como prometió, por la judicatura, sino que estará más politizado aún. Cambio de postura que llega después de una comida navideña con Rubalcaba el miércoles. Curioso, ¿no?

Sin embargo, en lo que a libertad y unidad se refiere, es otro cantar. Considero que nuestro Ejecutivo no hace todo lo que debería para poner en su sitio a un president Mas que no es que vaya a incumplir la ley, sino que ya lo está haciendo con las reiteradas sentencias del TC y del Supremo sobre el modelo lingüístico y con su nuevo impuesto de depósitos financieros. Me gusta que Soraya hable de la "independencia" de los catalanes respecto de las voluntades rupturistas de los catalanes y que conste en acta que el Gobierno legisla para ellos. Pero como propuesta considero que Mariano Rajoy podría haberse impuesto ante Mas supeditando un rescate financiero a través del FLA a la supresión de las embajadas, los siete canales de televisión pública o la estructura de un estado de facto independiente que ya habla de una agencia tributaria propia o de un consejo de transición nacional como si estuvieran sometidos a una dictadura.

No es descabellada la opinión de los míos al considerar que "no es viable la convocatoria de un referéndum", pero sí otros logros que permitan a Cataluña los privilegios respecto al resto de las comunidades autónomas a través de la "acumulación de agravios", a lo que no ayuda precisamente la amenaza gubernamental de utilizar el artículo 155 de la Constitución Española. Una lectura que, en última instancia, se traduciría en la ruptura de la igualdad entre los españoles. Motivo de preocupación de un Rubalcaba que el jueves habló por teléfono con Durán i Lleida largo rato. Tras la conversación sólo nos dijo: "Estamos muy mal, chavales".

Por otra parte, considero acertado el discurso del recién estrenado ministro Morenés en la sala de prensa de Moncloa. El titular de Defensa templó los ánimos con la aseveración de que el Ejército está tranquilo como siempre y se limitó a citar la Constitución en relación a las obligaciones que adjudica a las Fuerzas Armadas. No pasé por alto la cara alarmada de la vice Soraya ni los comentarios posteriores de algunos periodistas, lo que me lleva a preocuparme por un país en el que leer la Constitución constituye un problema o un agravio.

Termino como empecé. Reconociendo que la esperanza propia de estas fechas me hace seguir teniendo confianza en una de las naciones más antiguas de Europa, cuyos méritos nunca han sido de sus gobernantes sino de sus gobernados, con quienes hay que contar, a los que hay que escuchar y motivar sin dejar de gobernar. No te mandaré mis mejores deseos para 2013 porque esos los tienes todos los días; sólo te deseo que tú mismo y nuestros lectores os esforcéis por ser mejores para construir un país mejor. Feliz Navidad, querido Pablo.

Un beso fuerte,

Ketty. 

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