Tras algo menos de una hora deliberando a puerta cerrada, la Sección Tercera de la Audiencia Nacional ha resuelto este miércoles que el juez competente para investigar los llamados papeles de Bárcenas es Pablo Ruz, tal y como sostenía la Fiscalía Anticorrupción. Se pone así fin a una situación esperpéntica que ha dañado profundamente la imagen de nuestra Administración de Justicia; situación provocada por la obcecación de Javier Gómez Bermúdez en arrebatar a Ruz la instrucción de un caso tan sensible para el PP.
Dados los vínculos entre el caso Gürtel y la supuesta contabilidad B del PP, era evidente que Gómez Bermúdez debía inhibirse en favor de Ruz, o cuando menos abstenerse de practicar diligencia alguna hasta que no se resolviese el conflicto de competencias. En lugar de eso, asumió la competencia en un escrito plagado de descalificaciones contra su colega y en el que calificaba de "débil" y "endeble" la conexión entre los papeles de Bárcenas y el caso Gürtel, que instruía el propio.
Para colmo, Gómez Bermúdez, tras conocer que Ruz había citado a Barcenas el pasado viernes, adelantó para ese mismo día la citación del extesorero del PP, provocando el insólito espectáculo de que un mismo imputado fuera citado por dos jueces el mismo día y por la misma causa.
La Sección Tercera de la Audiencia Nacional no ha hecho ahora otra cosa que confirmar lo obvio: el nexo entre los donativos al PP y la persona que los contabilizaba. Estos vínculos ya fueron puestos de manifiesto en su día por la UDEF, así como por la Fiscalía Anticorrupción. Pero el afán de notoriedad le pudo a Gómez Bermúdez. El resultado ha sido que este juez estrella se ha estrellado contra los muros del derecho procesal y del más elemental sentido común.