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Santiago Navajas

Mourinho, 10

Ha llegado la hora del adiós definitivo. Por el momento. McArthur volvió. Han sido tres años extraordinarios, intensos y montaraces.

Ha llegado la hora del adiós definitivo. Por el momento. McArthur volvió. Han sido tres años extraordinarios, intensos y montaraces.

Ha llegado la hora del adiós definitivo. Por el momento. McArthur volvió. Han sido tres años extraordinarios, intensos y montaraces. Es posible que, como en el caso de Moisés, se haya quedado avistando la tierra prometida de la Décima. O quizás al tercer año resucite entre nosotros...

1. El entrenador total. Las variables que afectan a un partido de fútbol son de tipo estratégico, psicológico, táctico, moral, técnico, físico, religioso, nutritivo, anímico, político, climático, periodístico, emocional, geométrico, teológico... Mourinho es uno de los entrenadores que más controla el conjunto de variables (endógenas y exógenas) que intervienen en un partido.

2. El extraterritorial. Escribía en uno de sus más célebres artículos George Steiner que cuantos más idiomas se saben, mejor escritor se es. Mutatis mutandis, Mourinho, el entrenador políglota, ha demostrado el aserto de Steiner en su extrapolación al fútbol, a través de cuatro ligas y cuatro lenguas, cuatro formas de sentir el fútbol, a la defensa y al ataque, practicando cuatro gramáticas del fútbol, enriqueciendo todas ellas en un estilo que podría denominar fútbol-fusión, la clave hermenéutica del fútbol del siglo XXI, globalizador, capitalista y pluricultural.

3. El underground. Alejado y enfrentado a los poderes fácticos, a los grupos de presión establecidos, a una prensa que primero lo enalteció y luego, al ver que le quitaba privilegios y prebendas, lanzó contra él una jauría de calumniadores, Mourinho ha encontrado en el underground de internet su fundamental apoyo mediático, intelectual y emocional; apoyados, los del mundo underground, en su resistencia en el abismo mourinhista de Helm, por algunas plumas tan solitarias como brillantes, de David Gistau a Manuel Jabois pasando por Ignacio Ruiz Quintano, Hughes o Juanma Rodríguez.

4. El Special One. Una de las marcas de la casa José Mourinho son las ruedas de prensa. Incluso los periodistas que lo odian y los aficionados al fútbol que lo detestan no se pierden ni una. Mourinho jamás se oculta tras una pantalla de plasma o un eufemismo. Fue en una, la primera que daba en Inglaterra tras su fichaje por el Chelsea, donde, ante el cuestionamiento de su capacidad para entrenar a un club de la Premier League, Mourinho se definió como el Special One. El Único. ¿Y quién podría negárselo? Poseedor de la personalidad más compleja del panorama futbolístico mundial, su idiosincrasia va más allá del campo de fútbol y transmite una serie de valores a contracorriente.

5. El traductor. A diferencia de otros que han conseguido su oportunidad en los banquillos amparados en sus nombres como jugadores de fútbol, Mourinho se ha ganado cada paso en su carrera profesional como entrenador desde el puesto más humilde, traductor de Robson, gracias a sus portentosos análisis técnicos.

6. El tipo con chutzpá. En El Medio dedico esta semana un artículo a explicar el concepto judío de chutzpá, un término yiddish que refiere a un carácter audaz, entre la insolencia y el arrojo, entre la impertinencia verbal y el ardor intelectual. Ese coraje y arrogancia que tan bien define el mundillo de la innovación israelí, al que me refiero en el artículo, también es uno de los rasgos idiosincráticos de Mourinho. Si hubiera que traducirlo al español, el traductor Mourinho seguramente diría que es cuestión de "tener cojones".

7. El portugués errante. Cuenta la leyenda que un capitán holandés hizo un pacto con el diablo para poder surcar siempre los mares, pero Dios lo castigó a navegar durante toda la eternidad sin rumbo. Muchos creen que Mourinho ha hecho un pacto con el diablo. O, todavía mejor (o peor), que es el mismo diablo en persona. En todo caso, y aunque los entrenadores son errantes por naturaleza, Mourinho encarna como ninguno el nomadismo implícito en una profesión destinada a ser carne de banquillos rebeldes y dirigentes temerosos de la ira del aficionado. Salvo Ferguson, claro. Y ahora Mourinho, de vuelta al que parece ser su lugar natural, el Chelsea. ¿O lo será el Madrid futuro, el de la Décima?

8. El profesional. Si Mourinho fuese un personaje de película sería León el profesional, el tierno y delicado a fuer de implacable y eficiente asesino que interpretaba Jean Reno, encariñado de una niña de doce años a la que protege de una banda que quiere acabar con ella. O Lee Marvin como jefe de los mercenarios de vuelta de todo, salvo del honor insobornable, en Los profesionales de Richard Brooks. O el Cary Grant que invitaba a whiskey después del accidente mortal de uno de sus hombres, todo antes que permitirse en hálito de pesimismo, y sostenía la cabeza moribunda de Thomas Mitchell en Sólo los ángeles tienen alas. Y es que, ya saben, si quieren un trabajo bien hecho, contraten a un profesional. El resto es filosofía (de la mala).

9. El puto amo. Cuando su némesis futbolística, el tan diferente y sin embargo, en el fondo, tan cercano Pep Guardiola lo definió como "el puto amo", condensó en una expresión lo que significa Mourinho tanto para fans como para detractores. Como César Borgia o Steve Jobs, como Napoleón o Quentin Tarantino, Mourinho está entre los más grandes de su profesión, destacando además por su personalidad avasalladora, una autenticidad a despecho de lugares comunes, un conocimiento descomunal de los entresijos de su oficio y una voluntad desmedida para cumplir el lema de cualquier deportista profesional que se precie: Citius!, Altius!, Fortius!

10. La persona. De "Mourinho es un canalla" a "Ahora mismo podemos presumir de tener una relación magnífica. Estoy muy agradecido con su comportamiento y él me tiene también mucho afecto. Es un gran entrenador", Manuel Preciado (qepd) sintetizó una de las constantes de los adversarios que Mourinho ha ido tratando: que lo chutzpá no quita lo gentil y caballeroso. Que es duro en la competición, pero tierno en el trato personal. Del mismo modo, Alex Ferguson dejó dicho tras sus célebres enfrentamientos con el portugués en la Liga inglesa: "Mourinho is like me when I was young". Y el escocés acabó Sir y jubilándose en olor de multitud y beatería periodística. Terminaremos leyendo a los mismos que lo calumnian hoy, alabándolo cuando se retire. Como entrenador y como persona: un 10.

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