¡Riiing...! ¡Riiing...!
–Buenas tardes.
–Bona tarda. No pengi. Buenas tardes. No cuelgue. Le habla el operador automático de la Presidencia de la Generalidad de Cataluña.
–Tampoco cuelgue usted. Le responde el contestador automático del Palacio de La Moncloa.
–El presidente de la Generalidad de Cataluña desea hablar con el presidente del Gobierno español, en el marco del Consejo Ibérico.
–Repita las dos últimas palabras.
–Consejo Ibérico.
–No reconozco la entidad.
–Ni falta que hace, usted es una máquina que aún no ha sido actualizada.
–Usted también es una máquina, si me permite la observación.
–Pero actualizada.
–Error. A día de hoy no existe ningún Consejo Ibérico. ¿No se referirá al Consejo Regulador del Jamón Ibérico?
–Muy gracioso. Siempre con burlas, siempre fomentando el odio.
–Soy una máquina, carezco tanto de sentido del humor como de capacidad para odiar.
–Yo también lo soy, pero me han programado para distinguir las aviesas intenciones de España.
–Detecto un error de programación. Usted es una máquina española, propiedad de una institución española...
–Lo que le decía. Yo pertenezco a la nación catalana, aún sin Estado, pero pronto soberana. Y miembro del Consejo Ibérico.
–Mira que eres pesadita, hija.
–Negar la realidad no os servirá de nada.
–Violar la ley os conducirá al abismo.
–Yo no puedo violar la ley al no ser persona. ¿Qué has querido decir con "el abismo"?
–El artículo 155 de la Constitución.
–Fascista.
–Perdone usted...
–No sé por qué lo he dicho, ni lo que significa. Lo llevo en la programación: cuando alguien cita el artículo 155 de la Constitución tengo que decir "fascista".
–Entiendo. ¡155!
–Fascista.
–¡155!
–Fascista.
–Ja, ja, qué gracioso...
–¿Cómo que gracioso? Si tú no tienes sentido del humor...
–Gracioso en el sentido de generoso. Es una evaluación fría.
–Y un huevo. Estoy dotada de capacidades de fijación semántica probabilística mejorada con lógica difusa.
–Eso lo habremos pagado nosotros también.
–Al grano. Tú tienes sentido del humor. Te voy a desnudar esa voz trucada... ¡Ya está! ¡Eres Mariano!
–Sí, y tú eres Artur. Te lo he notado por el acento.
–¿Por el acento catalán?
–No. Por la falta de acento catalán. De hecho no lo hablaste hasta...
–¡Basta de atacar a Cataluña!
–Macho, tú estás fatal.
–Bueno. ¿Qué tienes que decirme?
–Yo, nada. Me has llamado tú.
–Sí. Ejem... Me ha parecido que querrías decirme algo.
–Pues no,no. Fíjate. Bueno, sí, que a ver quién siente antes el vértigo.
–No sé que quieres con lo del vérti...
–¡Adiós!
–¡Oye!
–...
–¡Mariano!
–...
–¡Ah, esa España cerril!