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Marcelo Birmajer

¿Pueden?

Podemos se ha colocado también en el candelero de la actualidad latinoamericana.

Su fulgurante irrupción en las elecciones para el Parlamento Europeo, el pasado mayo, con cinco diputados que le convirtieron en la cuarta fuerza política de esos comicios, ha colocado a Podemos en el candelero de la actualidad latinoamericana también. Ya en noviembre, apenas once meses después de su aparición, las encuestas aseveraban que de haber elecciones generales en estos meses el 28% del electorado español se inclinaría por esta reciente formación política, lo que le colocaría por encima de los dos partidos que se alternan en el poder desde los años 80, el PSOE y el PP. Pero lo que señalaría la virtud de esta aparición repentina, la expectativa creada por una organización que apenas tiene un año, podría ser también su principal debilidad.

En política, vale tanto la perseverancia como la novedad. Un partido centenario como la argentina Unión Cívica Radical (UCR), aun con sus repetidos fracasos electorales, continúa siendo una baza de peso por su estructura, su arraigo en todas las localidades del país y el éxito de la transición democrática liderada por Raúl Alfonsín. En este caso, la tradición paga. Mientras que, en el caso exactamente opuesto, el Podemos español ofrece como parte de su atractivo el hecho de no haber gobernado nunca previamente. Son los dos partidos mayoritarios, y el sistema en el que han perdurado -la democracia liberal-, los responsables de los errores críticos, según esta secuencia. Los de Podemos citan como referentes los procesos dictatoriales o más autoritarios de Latinoamérica: la dictadura cubana y los regímenes represivos elegidos por el voto popular, como la Venezuela del inestable Maduro y el Ecuador del perseguidor de periodistas Rafael Correa. Aunque el estelar Pablo Iglesias luce juventud, coleta de caballo, un destacable don para la oratoria y un vertiginoso dinamismo gestual, no dice nada nuevo. Su éxito habla más de la profundidad de las crisis económica española que de la efectividad de las soluciones que propone. La vestimenta violeta y la repetición del eslogan de Barack Obama no son en sí mismas garantías de renovación exitosa. Veinte años atrás, el subcomandante Marcos concitó un súbito interés en el escenario político europeo, quizás más que en el latinoamericano. Se apagó con una cadencia apenas más lenta que la velocidad con la que había aparecido. Su rostro encapuchado dejó de resultar divertido. ¿Será un triunfo parlamentario español el comienzo de la decadencia de Podemos?

El kirchnerismo ha encontrado en Podemos su canto de Fénix. Se miran orondos en este espejo de la Madre Patria, dejan un legado: proponer alcanzar la igualdad en base a un discurso antidemocrático y contrainstitucional. El atajo de los iluminados. Mucho me temo que no se trata de ideas originales expuestas por jóvenes bienintencionados, sino de las viejas ansias de poder a cualquier precio, que en Argentina nos han dejado los últimos días del año 2014 sin agua ni luz.

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