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Pablo Planas

La encuesta de Godó

Están que lo tiran en el separatismo, encuestas de todo a cien y más barato que en Andorra, 'escolti'.

Están que lo tiran en el separatismo, encuestas de todo a cien y más barato que en Andorra, 'escolti'.
La Vanguardia

El aparato civil y mediático del separatismo comienza a calentar motores para la apoteosis referendaria del próximo mes de septiembre. Recuperados de la crisis de la Cabalgata, farolillos a la mar y vuelta a empezar con el impulso de la última encuesta de la cabecera decana de Barcelona, La Vanguardia, un trabajito de seiscientas entrevistas a la medida de las aspiraciones de los heraldos del "referéndum o referéndum".

El diario de Godó considera que la consulta es un anhelo "transversal" de la sociedad catalana, puesto que un 76,6% de los consultados es partidario del referéndum y, puestos a elegir, un 59,1% de tales preferiría que fuera pactado con el Estado, porque no es lo mismo un bocadillo de pan con pan que uno de jamón con caña o chato de tinto.

Lo del próximo referéndum está chupado, cosa hecha, "indefectible" que dijo Carles Puigdemont un par de semanas antes de anunciar que él enciende la mecha pero se las pira echando leches y que no le esperen de candidato de lo quede de Convergencia después de la nueva entrega del 9-N, que será como pasar del Bond de Timothy Dalton al de Pierce Brosnan o peor.

Dado lo inevitable, La Vanguardia se lava las manos, un día la derecha y al otro la izquierda, y previene a los muñidores de la operación Diálogo (que ya suena a Torrente en Formentera) de que si no quieren sustos elijan muerte, se sienten a negociar los términos de la capitulación, perdonen a Mas de todo y en caso de victoria del no prometan la revancha hasta que salga .

Menuda oferta, están que lo tiran en el separatismo, encuestas de todo a cien y más barato que en Andorra, escolti. Y es que no puede estar más claro, por mucho que la vicepresidenta Sáenz de Santamaría se confunda con el paisaje. El Gobierno ha perdido tanto tiempo y tanto el tiempo en Cataluña que los intereses del mínimo apaño al que pueda llegar a base de diálogo implican la disolución de la soberanía nacional y de la igualdad entre españoles, puesto que un referéndum sobre la república catalana, sea pactado, consentido o de cachondeo, supone que una parte decide por todos y eso no es decidir sino delinquir, salvo que se haga bajo el formato de encuesta.

Por cierto, y por hacer sondeos: el antecitado periódico, en vez de preguntar directamente por el referéndum, podría haber inquirido sobre la conveniencia o no de reformar la Constitución para hacer posible un nuevo butifarraréndum y legalizar lo que el Bundesverfassungsgericht (el Constitucional alemán, por abreviar un poco) acaba de sentenciar que nein en respuesta a una petición de un pintoresco partido bávaro inspirado en el credo de Karl Putschdemont y Arthur Marx.

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