Hace más de dos años nos hacíamos eco del peligro que podía llegar a suponer la presencia en España de una nueva especie invasora, en este caso de un insecto, la Vespa velutina o avispón chino, una gran avispa depredadora de abejas potencialmente letal para las personas alérgicas.
Vespa velutina es un próximo pariente de un avispón muy común es España llamado científicamente Vespa crabro. Apenas se distinguen ambas especies salvo por diferencias en la coloración, siendo más oscura la especie china invasora.
En estas jornadas veraniegas dos personas han muerto en Galicia por la reacción alérgica que les ha provocado la picadura de estos avispones que se muestran agresivos cuando se sienten atacados o cuando sienten peligro para sus colonias, que son avisperos de gran tamaño instalados entre la vegetación.
Según parece, uno de los fallecidos estaba trabajando en faenas agrícolas y su apero tropezó accidentalmente con un panal; en el segundo caso fue la picadura de varios ejemplares que volaban cerca de su nido lo que causó la tragedia.
La llegada de un invasor
La presencia de Vespa velutina en España se debe a una de las clásicas historias de especies invasoras. Parece aclarado que los primeros ejemplares llegaron a la costa mediterránea francesa en un barco que transportaba objetos de cerámica procedente de China. A partir de este momento la difusión del insecto está siendo muy rápida, y se ampara en las similitudes climáticas y forestales entre su cuna oriental y la Cornisa Cantábrica ibérica.
En este momento la especie se ha detectado en Galicia, Asturias y resto de la Cornisa Cantábrica, País Vasco y algunas zonas de Cataluña, y hasta el momento no se ha podido frenar su avance imparable.
Los grandes avispones no eran desconocidos en España antes de la llegada de su pariente chino, pero la especie ibérica Vespa crabro parece mucho menos peligrosa, tanto para las colmenas de abejas como desde el punto de vista del ataque a humanos con posterior reacción alérgica.
Uno de los mayores peligros que suponen las especies invasoras, como la que aquí comentamos, es que encuentran nuevos territorios de expansión en los que no se dan sus enemigos naturales que las controlan en sus ecosistemas de procedencia. Muchas plagas no han podido ser controladas hasta el completo estudio de sus ciclos biológicos y de sus predadores naturales, con introducción de los mismos en la nueva área de distribución: es la llamada Lucha biológica.
Los barcos y también las bodegas de los aviones están "globalizando" muchas especies que se introducen en su seno y llegan como polizones hasta latitudes remotas. En muchos casos las nuevas condiciones ecológicas acaban en pocos días con los invasores, como ocurre en el caso de la gran cucaracha voladora Periplaneta americana, pero si el recién llegado supera las primeras barreras, el resultado de la invasión es imprevisible.
Terrible enemigo de las colmenas
Por si los apicultores no tuvieran suficientes problemas con el ácaro barroa o los hongos y las bacterias, el avispón chino es un depredador de abejas muy eficaz: su instalación cerca de las colmenas industriales llega a diezmarlas al depredar sobre las obreras, a las que literalmente despedazan.
El problema ecológico que plantea el ataque de estos predadores a las abejas puede tener importantes consecuencias económicas, pero también podría llegar a convertirse en un factor limitante para la polinización que realizan: sólo por esta razón sería conveniente la erradicación de sus nidos, pero desde luego lo más alarmante es su incidencia sobre el hombre, a veces con casos mortales como los que este verano tenemos que lamentar.
El peligro real para el hombre.
La picadura de un gran avispón no suele sobrepasar el cuadro de un doloroso acceso, en ocasiones con fiebre y urticaria, pero igual que sucede con otros voladores provistos de aguijón es peligrosa la acumulación de varias picaduras, lo que suele ocurrir cuando algo afecta a la tranquilidad de los nidos comunitarios, que en este caso son de tamaño considerable.
Tras declarar la guerra a muerte al nuevo invasor mediante la destrucción de sus panales, hay que tranquilizar a la población y, sobre todo, recomendar a quien detecte nidos de avispones, sean invasores o no, que no traten de destruirlos por sí solos, sino que avisen a las autoridades tras cartografiar con todo detalle el punto en que se encuentra la sede de la colonia.
En caso de sufrir picadura es recomendable tratar de matar al insecto y conservar sus restos para que puedan ser identificados. Vespa velutina tiene las zonas de color negro mucho más extendidas que la especie ibérica.
Dirigirse a la clínica, o al menos a la farmacia más próxima, es el principal consejo que puede darse a cualquier persona afectada, ya que a priori es imposible saber si se trata de un alérgico. Aunque no se disponga de antídotos específicos, existen fármacos de empleo general contra los choques por veneno, aunque éstos deben siempre suministrarse bajo prescripción facultativa.
El aviso de peligro
Muchos animales ponzoñosos, tanto invertebrados como vertebrados, suelen avisar del peligro que representan por medio de coloraciones llamativas llamadas científicamente "aposemánticas". Las libreas amarillo y negro, o rojo y negro, son las más utilizadas en el mundo de los insectos.
La distribución cromática negro-amarillo, generalmente en forma de franjas, es muy utilizada por los insectos himenópteros aculeados (con aguijón), como las populares avispas, (géneros Vespa y Pollistes), también peligrosas para los alérgicos.
El patrón evolutivo de estos animales consigue así que sus enemigos se aparten y los dejen en paz, pero precisamente estas señales de peligros son imitadas por otros, completamente inofensivos que, con colores similares o con zumbidos imitadores de los de la especie bien armada, se ponen a salvo intimidando a sus posibles atacantes. Este curioso fenómeno se denomina Mimetismo.
Es fácil distinguir un moscón disfrazado de amarillo y negro de una avispa o abeja, por mucho que las imite zumbando: el mimético inofensivo se detectará por sus dos alas, mientras los himenópteros con aguijón tienen cuatro, pero en caso de duda le recomendamos que no se moleste en contar alas y ponga, sin caer en el pánico, tierra por medio.