Desde la llegada de Chávez al poder, comenzó un proceso de reorganización de la capacidad militar con el objetivo fundamental de proteger con la violencia y la fuerza armada al régimen, que nació con una clara vocación totalitaria, consciente de que llegarían momentos en los que sería necesario sacar las armas para proteger el chavismo del pueblo. Este blindaje se ha basado en tres líneas de acción:
- Convertir a los dos mil generales en los gestores del sistema más corrupto del mundo; más de diez millones de dólares al año se reparten entre la casta dirigente, que dirige el sistema productivo del país como si se tratara de un cortijo. Maduro los ha untado tanto y son responsables de tantos crímenes que les ha llevado al convencimiento de que patria o muerte. Saben que un cambio de régimen acabaría con sus cuentas millonarias en el extranjero en un abrir y cerrar de ojos.
- Crear la milicia bolivariana, auténtico ejército popular al servicio del régimen que cuenta con un brazo armado que es responsable de las altas tasas de criminalidad en el país con total impunidad. Resulta habitual ver a las milicias asaltando en la calle, robando en establecimientos o abusando de mujeres con total impunidad. Cuentan con sus propios depósitos de armas, por lo que Maduro ni siquiera necesita al ejército para controlar las revueltas de la oposición.
- La tercera ha sido el férreo control del Ejército que mantiene Diosdado Cabello, que reparte prebendas y monopolios para el contrabando, tráfico de drogas y asaltos a fincas de particulares para mantener la cohesión.
El inicio de la insurrección en la base de la Fuerza Aérea de la Carlota, era un claro síntoma de que se trataba de algo minoritario. Chávez ya en 2003 le quitó todo el arsenal de bombas y munición que fueron trasladados a una base del ejercito. Es decir, la Fuerza Aérea tiene aviones, pero nada para disparar. Sin duda, la liberación de López ha sido un golpe de efecto muy importante, pero se trata de algo improvisado y con escasas perspectivas de triunfo.
¿Significa esto que no se puede derrotar a Maduro y a su régimen? La respuesta es que existen suficientes debilidades para que, con decisión, esta llama que se prendió ayer surta efecto.
Las fuerzas armadas estas formadas básicamente por conscriptos que viven en unas condiciones paupérrimas y que ven día a día el deterioro de sus economías domésticas. Que estos soldados actúen contra la población es muy dudoso, y para evitar lo que supondría una fusión de militares y población como ocurrió en la "revolución de los claveles", Maduro está utilizando a sus milicias que tienen un absoluto desprecio por la vida y que estarán dispuestas a un baño de sangre; total teniendo ya al país sumido en un clima de violencia extremo desde hace más de una década, no les va a temblar el pulso para llevar al país a una guerra civil si hace falta.
Pero, si algo caracteriza a estos hombres y mujeres es su escaso apego ideológico, y ésta es la principal amenaza a Maduro. Si tienen la mínima percepción de que el régimen puede caer, se tornarán como los verdugos de Maduro y sus secuaces, y es aquí donde entra la decisiva intervención internacional.
La creencia generalizada en el régimen es que, bajo el paraguas de China y Rusia, nadie intentará una intervención militar; pero, si esta seguridad se viera debilitada, se produciría un efecto dominó. Creo que existen suficientes motivos para justificar una acción militar limitada dirigida a salvaguardar a la población extranjera que vive en el país mediante un despliegue de fuerza frente a las costas venezolanas. Si las fuerzas armadas de las democracias no están para salvaguardar la libertad y la seguridad de los amenazados por los regímenes totalitarios, mejor las mandamos a casa y nos ahorramos el dinero. Una acción de la Alianza Atlántica llegados a este punto parece totalmente justificada.
Pero, la clave para el derrocamiento del régimen esta en manos de tres países; Estados Unidos, Suiza y España. Porque los intereses económicos del régimen, que son la razón para este empecinamiento en mantenerse en el poder, dependen de que estas tres democracias se tomen en serio el análisis de la corrupción que salpica a los tres países y se dicte una orden de busca y captura internacional de Maduro y los lideres políticos por genocidio, lo que facultaría al legítimo presidente a solicitar ayuda internacional para su detención. Esto haría que todo este sistema corrupto cayera como un castillo de naipes.
El tema es, cuántos muertos necesita la comunidad internacional para definitivamente acudir en defensa de los venezolanos. Si Trump no es capaz de liderar una acción como ésta, habríamos descubierto que el presidente era un bluf, y que le interesa poco la defensa de los principios democráticos fuera de Estados Unidos, y lo más grave, que aceptaría la presión de Rusia para no intervenir.
Una vez más se trata de una batalla entre el nacionalismo populista de Putin y la democracia, siendo esta vez el campo de batalla Venezuela; no deberíamos continuar cediendo, porque los principios morales que nos hacen fuertes se verían una vez más cercenados. Es la hora de ayudar al pueblo venezolano a qué decida su futuro. Y ya tarda el gobierno español en enviar al Juan Carlos I con su escolta a aguas venezolanas teniendo en cuenta que hay 160.000 españoles en el país hermano que votan en nuestras elecciones para que nuestras fuerzas armadas les protejan.