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EDITORIAL

Ignacio Aguado y la lealtad

Señor Aguado: sea leal a la presidenta a la que debe el cargo y a los madrileños o, si no, déjese de traiciones sonrojantes y márchese.

A pesar de que el Gobierno social-comunista sigue pregonando que la economía nacional no va a sufrir un impacto importante como consecuencia del coronavirus, la verdad es que España va a ser el país desarrollado más afectado por la pandemia. Sin ir más lejos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica una caída de la actividad económica un 50% superior a la media de la Zona Euro: -12,8% vs -8,3%.

Pero la debacle económica no se explica únicamente por el coronavirus. Pedro Sánchez ya había cebado la recesión saltándose los objetivos de déficit pactados por Mariano Rajoy con Bruselas y disparando el gasto público en los ominosos y corruptores viernes sociales.

Cuando finalmente llegó el coronavirus, el Gobierno decidió ignorar los informes de sus propios expertos, que urgían a tomar medidas sanitarias ya a mediados de enero. Pero el socialista Sánchez y el comunista Iglesias decidieron mantener la agenda de movilizaciones de la izquierda que culminaron en las manifestaciones masivas del 8 de marzo, punto de inflexión en la pandemia de los 50.000 muertos... y subiendo.

Acreditada con tanta contundencia la combinación catastrófica de incompetencia y sectarismo que ofrece el chavismo con mando en plaza, llama escandalosamente la atención que el Gobierno más letal de la historia reciente encuentre aliados precisamente entre quienes deberían estar denunciándolo sin tregua.

Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad de Madrid y líder local de Ciudadanos, parece empeñado en excitar el infame acoso y derribo social-comunista contra su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, y contra todos los madrileños, a los que la banda de Sánchez e Iglesias utiliza como rehenes. Así, lo último que se le ha ocurrido ha sido plantear un parón completo de la actividad en Madrid hasta rebajar los contagios de covid-19 a 25 por cada 100.000 habitantes, cifra que no se registró ni cuando Sánchez dictó el miserabilizador confinamiento de toda España. No es de extrañar que muchos no se crean que Aguado lo hace para “llegar a Navidad con más garantías”, y que en cambio crean que lo que pretende es seguir martirizando a una Ayuso a la que cada vez le cuesta más no perder la paciencia con él.

Madrid está en el punto de mira del peor Gobierno de la democracia, un Gobierno con vocación de régimen liberticida que representa una amenaza formidable para el orden constitucional. Un Gobierno que apuesta al 'cuanto peor, mejor' para hacer avanzar su corruptora agenda chavista-peronista, en la que el asistencialismo compravotos desempeña un papel crucial. A ese Gobierno, desde el de Madrid hay que combatirlo, no hacerle el trabajo sucio o quintacolumnista.

Señor Aguado: sea leal a la presidenta a la que debe el cargo y a los madrileños o, si no, déjese de traiciones sonrojantes y márchese.

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