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Agapito Maestre

El Rey y la ministra

Por Dios, señora Robles, deje de fingir. Aquí solo hay unos golpistas, usted los conoce muy bien.

Por Dios, señora Robles, deje de fingir. Aquí solo hay unos golpistas, usted los conoce muy bien.
EFE

Día de Reyes Magos. ¡Pascua Militar! Nadie con sentido nacional, o sea patriótico, puede celebrar esta fiesta como si aquí no pasara nada. España se muere a chorros por todas partes. Y los fulanos del Gobierno se visten de pingüinos para simular normalidad. ¡Pascua Militar! ¿Qué es eso? Nada. Un simulacro para ocultar lo real: un Gobierno de ineptos nos lleva al matadero de una tercera oleada de la covid-19, mientras ellos se llenan los bolsillos con nuestros trabajos e impuestos. Esto, España 2021, es un muladar rodeado de basura periodística que cierra los ojos y se tapa la nariz ante tanta inmundicia. ¡Pascua Militar! Sí, ha vuelto a salvarla el Jefe del Estado; salvo lo dicho por Felipe VI, el acto es para olvidar.

Causaba pena y dolor escuchar a la ministra de Defensa en el Palacio Real. Su tono histérico era propio de alguien que tiene un alto concepto de sí mismo y desprecia a los pobres mortales que discuten sus acciones. La jefa de la cosa del Ministerio de Defensa no ha parado de insultar a los militares jubilados, como si aquí hubiera peligro de un golpe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas. Falso. Todo ese rollo del Ejército acabó hace muchos años. El poco poder que le quedaba a esa institución fue socavado por Aznar, cuando suprimió (en términos jurídicos es una suspensión) el servicio militar obligatorio. Por Dios, señora Robles, deje de fingir. Aquí solo hay unos golpistas, usted los conoce muy bien, y están a punto de ser sacralizados por su propio Gobierno. Todos los españoles de bien, señora Robles, conocemos a los protectores de los golpistas. No quiero recordarle los nombres y apellidos de esos colaboracionistas para no herir su inteligencia. Déjese ya de pamplinas, señora Robles; y si quiere perseguir golpistas de verdad, mire en torno a quienes se sientan al lado suyo en las reuniones del Consejo de Ministros. Mire con valentía y de frente esa realidad o dimita.

Cállese, por favor, señora Robles, y cumpla con su trabajo, o sea deje de hacer brindis al sol e imponga su criterio en el seno del Gobierno: consiga que la sanidad militar vacune a un país que se muere por todas partes. Dé un poco de esperanzas a un país sin Gobierno nacional y con 17 taifas que parecen pollos sin cabeza. Ánimo, señora Robles, saque a los militares a la calle para que vacunen a sus conciudadanos y estarán las cuentas saldadas con sus impertinentes declaraciones contra unos supuestos golpistas que solo usted conoce. Sí, señora Robles, España entera está muerta de miedo, porque pocos se salvan en ese Gobierno por su inteligencia y honestidad; algunos pensábamos que usted sería una de esas excepciones, pero, según están las cosas, o nos da alguna señal de su valía o tendremos que incluirla en el pelotón de oportunistas del Gobierno Sánchez-Iglesias.

Salga, señora Robles, a la plaza pública y escuche a la ciudadanía. Dé un paseo por las calles y oiga lo que quiere la morralla, el pueblo, al que yo pertenezco: queremos ser vacunados todos y rápido. Vuelvan todas las unidades del ejército español a España. Vuelvan de sus misiones humanitarias para ayudar a los ciudadanos españoles. Vuelvan ya las Fuerzas Armadas al territorio nacional para salvarnos de unos inútiles políticos incapaces de vacunarnos. Regresen a su misión. A su oficio. Regresen para cumplir con el mandato de la Constitución:

Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

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