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Otegui, al rescate de Sánchez

Las del 4-M serán unas generales en la práctica, aunque lo que se elija sean los 136 diputados de la Asamblea de Madrid.

Arnaldo Otegi, el líder de los herederos políticos de ETA, se ha visto obligado a salir, ¡cosas veredes, amigo Sancho!, al rescate de Pedro Sánchez: “Sería ahora muy irresponsable dejar caer a Sánchez para que venga la ultraderecha a gobernar”, ha dicho textualmente en una entrevista publicada este domingo en El Diario Vasco de San Sebastián.

Como para suavizar una declaración de intenciones tan favorable al presidente del Gobierno, Otegi añadía: “Nuestra paciencia no es un cheque en blanco para siempre”; pero esta segunda parte no cuela. A Sánchez y a Iglesias, Otegi les debe el blanqueamiento que desde el Gobierno se viene haciendo de Bildu con el simple hecho de considerarles un partido más, con el que se puede hablar de todo y pactar lo que haga falta, por ejemplo los Presupuestos Generales del Estado, la reforma laboral o el Gobierno de Navarra. Por no citar el “cinco a la semana” que denunció el portavoz del PNV en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, refiriéndose al pacto alcanzado entre el Gobierno y Bildu para que el Ministerio de Interior trasladara cada viernes a cinco presos de ETA a cárceles ubicadas en el País Vasco.

Pero la declaración de intenciones de Otegi de no hacer daño a Sánchez tiene otro destinatario: ERC. El líder de Bildu desearía que en Cataluña se conformara un tripartito de izquierdas –ERC, PSC, Podemos– liderado por Pere Aragonés, y que tras las próximas elecciones autonómicas vascas se pudiera hacer lo mismo en el País Vasco, pero en este caso con Bildu liderando y el propio Otegi de lehendakari, desalojando del poder al PNV.

Este es el proyecto rupturista de España de Otegui –lo era de ETA–, convencido que de esa manera se avanzará en la independencia tanto de Cataluña como de Euskadi. Otra cosa es que en el camino surjan dificultades, como las que se están percibiendo a la hora de conformar el Gobierno en Cataluña tras las elecciones del 14 de febrero. Por eso Otegi manda un mensaje a ERC: pensaos muy bien lo que vais a hacer, pero no pongáis en peligro la estabilidad del Gobierno de Sánchez, porque si lo hacéis salimos perdiendo todos, les viene a decir.

Con lo que no contaban Otegi ni Sánchez era con la sacudida al tablero político que ha supuesto la convocatoria de elecciones autonómicas en Madrid como consecuencia del plan diseñado por Moncloa y ese cadáver político que es Ciudadanos para asaltar el poder en varias comunidades autónomas gobernadas por el PP, y que tuvo su inicio en la fallida moción de censura en Murcia.

No contaban ni Otegi ni Sánchez con que los madrileños, y de alguna manera todos los españoles, fueran a tener una gran oportunidad el próximo 4 de mayo de propiciar el primer bofetón de entidad al Gobierno social-comunista. Si el 4-D el centro-derecha (PP y VOX) se alza con la victoria en Madrid, provocará un enorme boquete no sólo en la coalición gubernamental, también en los planes de los socios que les han venido apoyando, especialmente ERC y Bildu.

De ahí la importancia crucial de las elecciones del 4-M. Serán unas generales en la práctica, aunque lo que se elija sean los 136 diputados de la Asamblea de Madrid. Está en juego no sólo –y ya sería bastante– el Gobierno de una comunidad tan importante y emblemática como la madrileña, sino que puede ser el comienzo del final del sanchismo, con lo que eso significa: frenar los intentos de destrucción del régimen constitucional del 78, algo en lo que los partidos independentistas catalanes y los herederos políticos de ETA han estado siempre muy empeñados. De ahí el salvavidas que Otegi ha lanzado a Sánchez, que debería avergonzar y hacer reflexionar a tantos militantes y votantes socialistas.

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