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EDITORIAL

Pactar con este Gobierno

Pactar cualquier cosa con un Gobierno de esta calaña se convierte no ya en una ruleta rusa, sino directamente en un suicidio.

A estas alturas de la legislatura, justo cuando se cumplen dos años de las elecciones de noviembre de 2019, pocas dudas pueden quedar sobre que este Gobierno es el más liberticida y antidemocrático desde la instauración de la democracia. Tampoco es cuestionable que se trata del que menos escrúpulos ha tenido: nadie ha respetado tan poco no sólo el espíritu sino la letra de las leyes.

Pactar cualquier cosa con un Gobierno de esta calaña se convierte no ya en una ruleta rusa, sino directamente en un suicidio: es imposible que Sánchez y sus secuaces sean capaces de llegar a cualquier acuerdo en cualquier materia que no sea un intento más o menos grosero de imponer sus tesis, obtener ventaja política de una forma rastrera y, si es posible, humillar al adversario.

Es lo que le acaba de ocurrir al PP, que no se sabe muy bien si, acobardado por la presión del PSOE y los medios, por mostrarse como un partido de gobierno y diferenciarse de Vox o porque en el fondo a lo que aspira es a compartir el poder con los socialistas en un futuro cercano, se ha visto embarrado en una negociación que nunca debería haber emprendido.

El resultado es un pacto que ha hecho casi tanto daño a las instituciones como a los populares, que encima han negociado con la torpeza que les es habitual, logrando en el mismo acuerdo defenestrar a personas que sin duda deberían haber seguido en su puesto –Margarita Mariscal de Gante–, permitir que otras alcancen cargos que no merecen bajo ningún concepto –Ángel Gabilondo–, consentir que los anticonstitucionales lleguen al Constitucional y seleccionar ellos mismos unos candidatos muy débiles para este tribunal.

Y por si esto no fuese suficiente, en su impericia han dejado el terreno abonado para que socialistas y podemitas afeen la vinculación con el PP de los magistrados elegidos y presuman de su respeto por una separación de poderes que llevan décadas torpedeando y con la que están deseando acabar.

Con un personaje sin vergüenza ni escrúpulos como Sánchez no se puede pactar nada, no se puede llegar a ningún acuerdo y, en definitiva, no se puede ir ni a heredar, especialmente el poder. Hora es de que Casado y los suyos se den cuenta de que si quieren llegar a Moncloa y, sobre todo, si quieren sacar a España de la endiablada situación en que está, tendrán que hacerlo enfrentándose a este vil PSOE y no acercándose a él, en la esperanza de que antes o después y sin esforzarse demasiado les llegue el turno.

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