
¿Qué hacen ustedes cuando el motor de su vehículo empieza a hacer ruidos extraños? Yo voy al mecánico para que lo mire, haga un diagnóstico y lo arregle para que vuelva a funcionar con normalidad. Creo que es lo que haría cualquiera, anticiparse con el primer síntoma y no esperar a que salga humo cuando estoy en mitad de la M-30. Con el Real Madrid, desde hace ya bastante tiempo, se está actuando al contrario de lo que para mí es lo lógico. Cada semana se enciende una luz de testigo nueva y el conductor, en lugar de actuar en consecuencia, con responsabilidad, prefiere tapar cada alerta con un esparadrapo. No lo hace porque el coche cumple con su propósito, le lleva de A a B, y porque tiene el argumento con el que callaría a cualquier mecánico que le advirtiera, y es que el Real Madrid es líder de la Liga. Es un análisis simple y resultadista, que se basa en un gol en el minuto 83 de un partido que pudo no ganar perfectamente. Si Benzema marca, el coche funciona. Si Benzema no marca, el coche ya no vale. El sábado el coche cumplió con su cometido, pero lo hizo a duras penas (otra vez) y el campeonato es una carrera larga.
Podría llegar a entender la actitud de este conductor si siempre se saliera con la suya, pero no es el caso. Resulta que con este método inmovilista el coche le ha dejado tirado en dos ocasiones en el pasado y para mayor inri, era el mismo modelo, el potente Real Madrid. Muchos caballos, mucha potencia pero lo forzó tanto que, efectivamente, acabó por dejarle tirado. Por todo esto me resulta inexplicable lo que está haciendo Carlo Ancelotti, que insista en jugar siempre, día tras día, con los mismos futbolistas y que luego además, en los partidos, no haga apenas cambios y los pocos sean en los minutos finales. Media plantilla está cansada, algo que influye en el rendimiento individual y colectivo, y la otra media está desconectada porque no juegan nunca. Entendía y por eso defendí lo que hizo el técnico hasta el mes de enero. Pensaba que quería obtener una ventaja numérica y anímica en la Liga para luego hacer rotaciones en la última parte de la temporada donde se utilizaría a jugadores clave con menos asiduidad, pero no está siendo así. Desde la Supercopa de España el Real Madrid no es el mismo.
Ancelotti tiene que hacer algo para que el equipo no dependa tanto, y en tantos partidos, de que una genialidad individualidad le resuelva los obstáculos que ya no es capaz de superar a través del juego colectivo. Esa es la principal labor de un entrenador. Que Courtois haga paradas, que Militao sea una roca o que Vinicius sea rápido es merito solo y exclusivamente de ellos. Uno de los testigos que se ha encendido en el coche de Ancelotti tiene la cara precisamente de Vinicius. ¿Es el mismo futbolista en estos dos meses de año? La respuesta es obvia. Tanto es así que Vini está dejando de encarar, algo que no sucedía desde la época de Zidane. Ha perdido su sonrisa tan carismática, no agita al Bernabéu y en definitiva, no está disfrutando tanto del fútbol. No hace mucho tiempo recibía las mismas patadas, pero como estaba fresco de piernas, su respuesta era diferente. Se reía, disfrutaba de la impotencia que provocaba en sus rivales, se levantaba de una, de otra y no cejaba en su empeño de regatear. Ahora ya no es así. Lo que sucede es que la prensa de Vini no es la misma que la de Asensio. El mejor jugador ofensivo del Real Madrid en Vallecas fue Asensio. También lo fue ante el Granada o Alavés cuando mandó callar a la afición, algo que valoré positivamente porque yo veo que Marco está sacando partidos adelante, está siendo un líder silencioso al que no se reconoce su paso adelante. Ese gesto al público lo veo como una reacción de raza, rabia, reivindicación y personalidad, esa que él mismo se negó con unas declaraciones que muchos todavía le recuerdan.
El Real Madrid tiene una ventaja que debe saber administrar. Tiene 12 puntos sobre el Barcelona. Es absurdo crear una batalla entre los dos a corto plazo. Xavi y los fichajes han llegado demasiado tarde, pero quien no vea el cambio de tendencia en los dos últimos meses es ciego. El Barcelona va para arriba, el Real Madrid hacía abajo, y si hubiera un clásico en tres días no sabría decir quien es el favorito. Esta es otra luz que se ha encendido en el coche y que Ancelotti no asume. Por suerte para él, la partida entre los dos grandes se jugará en verano y ahí es donde tendrá que actuar Florentino Pérez. La pelea ahora es con el Sevilla y aunque el equipo todavía le lleva a duras penas del punto A al B, ojo a las advertencias de los mecánicos, no vaya a ser que le pase a Ancelotti lo mismo que le sucedió a Carlos Sainz en 1998 en Inglaterra. Una lucecita se apaga fácil, solo habría que poner a Fede Valverde de titular.
Por cierto, espero que alguien de LaLiga amenace al Rayo Vallecano para que utilice algo del dinero de CVC para que haya un césped en condiciones.