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Antonio Robles

El gasoducto de la discordia

Hay que construir una UE desde las Islas Canarias a Siberia.

Hay que construir una UE desde las Islas Canarias a Siberia.
Trabajadores rusos en el gasoducto Nord Stream. | Alamy

Ahora que la invasión de Putin a Ucrania y su despotismo expansionista nos indignan y nos alertan, ahora que las sanciones económicas a Rusia han unido a Occidente contra el sátrapa, es difícil sostener que el gasoducto que tiene cautivas a Alemania y a Bélgica del gas ruso debe seguir abierto. Es insolidario con el esfuerzo colectivo de los demás países de la UE y un error por las divisas que permiten a Putin mantener el gasto de guerra.

Si bien tales consideraciones son plausibles ante la agresión presente, habría que considerar el conflicto a largo plazo. No sólo porque hoy por hoy no hay alternativas realistas a la sustitución del gasoducto Nord Stream 1, sino porque es el último cordón umbilical geoestratégico que une a la cultura occidental europea con la Europa oriental rusa.

Independientemente de su impacto político y social, tanto la cultura grecolatina en su origen como la ilustración, el liberalismo y la ideología marxista forman parte y han conformado a Europa en su conjunto. Incluyendo a Rusia. Dicho de otro modo, a pesar de todos los desencuentros, si Alemania y Francia han logrado superar el trauma de la primera y la segunda guerra mundial, si la caída del Muro de Berlín y el desmembramiento de la URSS permitieron que Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov firmaran el fin de la Guerra Fría y la reducción de armamento nuclear, y si la Ostpolitik inaugurada por Willy Brandt en 1969 y continuada por Gerhard Schröder y Ángela Merkel lideró las relaciones comerciales con Rusia junto al resto de los países occidentales para disolver recelos y convivir a través del comercio frente a la política de bloques, ¿por qué no levantar la vista de los socavones de las bombas y diseñar la paz pensando a largo plazo, donde se trabaje para superar la política de bloques militares en favor de una Europa unida por relaciones comerciales, la democracia liberal y la apuesta por una política de defensa común que supere por fin la OTAN y el fantasma del desaparecido Pacto de Varsovia?

A toro pasado es fácil considerar un error la apuesta alemana por el gasoducto Nord Stream 1, como plausible el frenazo del ambicioso Nord Stream 2 llevado a cabo por el actual canciller, Olaf Scholz, por considerarlo un arma geoestratégica rusa; pero que se haya torcido el acercamiento económico entre la UE y Rusia no quiere decir que ese deba ser el horizonte a largo plazo. Merkel no se equivocó por la conexión gasística con Rusia, sino por dejarse arrastrar por el populismo de los verdes y cerrar todas las centrales nucleares alemanas.

Abogar por seguir con el cordón umbilical gasístico con Rusia no es una propuesta buenista, ni mucho menos suicida, sino geoestratégica y precavida. La UE, y por extensión el mundo libre, no puede permitirse arrinconar a Rusia en un callejón sin salida que la eche en manos de una autocracia china con 1.400 millones de habitantes, una máquina de guerra al servicio de su espacio vital económico (de momento) y una cultura colectivista que niega todo cuanto es Occidente.

El objetivo es facilitar las condiciones sociales, políticas y económicas a la sociedad rusa, para que pueda superar su pasado de zares, autócratas rojos y ególatras criminales como Putin. Para construir una UE desde las Islas Canarias a Siberia.

Por primera vez desde la Guerra Fría y la amenaza nuclear de la destrucción mutua garantizada, el mundo se ha asomado al abismo nuclear. Lo que creíamos un imposible, Putin lo ha verbalizado. Decía Carl Sagan, el astrofísico estadounidense que tanto ayudó al desarme nuclear, que será muy difícil librarnos en el transcurso de los próximos mil años de un loco al mando de un país nuclear dispuesto a provocar un apocalipsis nuclear.

No hemos tenido que esperar 1.000 años para toparnos con un nuevo Pol Pot, o una fotocopia de Hitler. De momento, el nuevo Mao ya ha verbalizado y normalizado la posibilidad de la utilización de armamento nuclear. Putin pasará, Rusia perdurará.

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