El escándalo de los ERE de la Junta de Andalucía en el tardosocialismo es el mayor caso de corrupción de la Historia de España, con permiso de la banda de los Pujol, cuyo botín es tan tremendo que probablemente deje los casi setecientos millones del PSOE andaluz como una trapacería de poca monta. Sin embargo, es indudable que el volumen de dinero malversado por los sociatas con los expedientes fraudulentos de regulación de empleo constituye un hito en la historia de la corrupción europea y eso que los socialistas franceses e italianos habían puesto el listón muy alto.
El Tribunal Supremo ha ratificado la condena a Chaves y Griñán para estupor de Sánchez, que podría haber exclamado aquello de Felipe González cuando la Justicia perseguía a sus muchachos por sus trinques y sus crímenes de Estado: "Pero ¿es que no hay nadie que le diga a los jueces lo que tienen que hacer?". Porque Sánchez también cree que los dos ex presidentes del PSOE son inocentes y que todo responde a una persecución azuzada por la prensa amarilla. Los poderes ocultos, vaya, que vuelven a actuar con impunidad.
La tesis de Sánchez, y de ahí para abajo, es que los presidentes socialistas no se enriquecieron personalmente con el dinero robado a los parados andaluces, como si el argumento fuera un eximente. Lo cierto es que, en lo que atañe al manejo de los fondos públicos, Juan Lanzas (el sindicalista de la UGT que había amasado dinero pa asar una vaca) fue mucho más honrado, porque trincó solamente seis millones en lugar de los 680 a que asciende el desfalco probado de los ERE durante los mandatos de Chaves y Griñán. Lanzas, por otra parte, se corrompió él solo y no utilizó sus desfalcos para extender la corrupción a toda la sociedad andaluza, como hizo el socialismo andaluz durante cuatro décadas.
Los padres de Lanzas dijeron a la Guardia Civil que su hijo tenía dinero "pa asar una vaca", orgullo de hijo, claro que sí. Pero la combustión de seis millones de euros no da ni para flambear un chuletón. Otra cosa son los 679.412.179 euros con nueve céntimos en billetes malversados por Chaves y Griñán que, a razón de 4.000 kcal/kg, ofrecen una potencia calorífica bastante mayor. Pa asar un choto; pero esta vez de verdad.