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Santiago Navajas

¡Charnegos, levantaos!

¿Cómo se hace efectivo esta rebelión charnega de los universalistas contra el paletismo de los nacionalistas?

¿Cómo se hace efectivo esta rebelión charnega de los universalistas contra el paletismo de los nacionalistas?
Manifestación españolista en Barcelona | EFE

No todos los andaluces que emigraron a Cataluña, y sus descendientes, habrán olvidado el himno de Andalucía, que les impele a levantarse para pedir tierra y libertad por una Andalucía libre, España y la Humanidad. En tierra catalana también deberían luchar por una Cataluña libre, cambiando la reivindicación por la tierra por la defensa de su derecho a ser educados en la lengua española, hilo común de España, de García Lorca a Josep Pla, y segunda lengua de la Humanidad. Algunos, como José Montilla y Gabriel Rufián, se plegaron al nacionalismo y se convirtieron en charnegos sometidos a la casta de los ocho apellidos catalanistas, los Pujol Ferrusola Mas Puigdemont Torra Aragonés Roca i Junyet.

No es el caso de Iván Teruel, gerundense, hijo de la inmigración extremeña y andaluza, profesor en un instituto de secundaria en la Cataluña profunda. Es decir, está en el centro del huracán nacionalista desde que Pujol se lanzó a la tarea de desespañolizar a los alumnos para conseguir que la lengua española quedase reducida a su mínima expresión. De esta forma se impondría una cultura homogénea de signo nacionalista que asentase el expolio de la casta ochoapellidista. Teruel ha publicado ¿Somos el fracaso de Cataluña? La voz de los desarraigados, en el que cuenta vivencias cotidianas en la Cataluña nacionalista que antes había ido publicado en Facebook. En Esradio pueden escuchar la entrevista que le hizo Rosana Laviada.

La mayor parte de andaluces, extremeños, castellanos, gallegos… que emigraron a Cataluña en los años 50 y 60, atraídos por el poderío económico de la región favorecida por el proteccionismo franquista, se encontraron con una situación siempre difícil: la del desarraigo, aumentada en el caso catalán por la xenofobia de los nacionalistas que veían a los emigrantes como una plaga foránea que iban a subvertir y desplazar sus costumbres autóctonas. De Peret a Rosalía pasando por Miguel Poveda, los nacionalistas, en lugar de alegrarse de que Cataluña se haya puesto en el mapa gracias a estos injertos de la cultura andaluza en la propia, consideran a los charnegos como algo extraño y alienante (en todas sitios cuecen habas casposas con aliento a ajos posmodernos: los lobbies andalucistas y gitanistas acusan a la cantante pop-trap aflamencado de "apropiación", que es como acusar a Elvis Presley de apropiarse de la cultura negra norteamericana en lugar de haberla llevado a una nueva dimensión).

El libro de Teruel es un relato antropológico en el que se va desgranando desde dentro la esquizofrenia, la hipocresía, el acoso y la alienación que se sufre en el día a día del gulag feliz que es Catalunya. Algo en lo que han insistido los que han vivido dicha presión social y política en distintos ámbitos –de Félix Ovejero (que ha escrito el prólogo a Teruel) a Arcadi Espada, pasando por los políticos de Ciudadanos y el PP– que han denunciado el pizzo mafioso del 3%, el filtro racista del ADN catalán y la omertá que los socialistas, desde Maragall al menos, han obedecido, compartido y llevado a su última expresión con Sánchez y Salvador Ílla.

Ahora que la Transición trata de desmontarse por la pinza de socialistas, extrema izquierda y legatarios del golpismo y el terrorismo, cabe subrayar que sí hubo una fake news en aquel entonces y es que los catalanes representan el seny, una mezcla de sensatez, razonabilidad y moderación. Tiempos en los que en Madrid caían rendidos ante los modos pausados, elegantes e irónicos de Miquel Roca i Junyent mientras se escandalizaban con la chaqueta de pana y los exabruptos con aroma a chorizo de Alfonso Guerra. Hoy sabemos que tanta dulzura y moderación no eran sino la superficie nívea y pulida del huevo de la serpiente de la deslealtad, el latrocinio y la persecución al disidente. Peces Barba bromeaba, ya desencantado, de que más nos hubiese valido mantener Portugal y perder Cataluña. Pero como nos recuerdan cada día profesores como Teruel y Ovejero, padres que reivindican incansables la enseñanza en español para sus hijos, y los que votan en las elecciones a las propuestas políticas antinacionalistas en Cataluña, aunque se nos ofreciera cambiar Portugal por Cataluña no debiéramos hacerlo. Porque Portugal no es España, pero Cataluña, le fastidie a quien le fastidie, sí. ¿Cómo se hace efectivo esta rebelión charnega de los universalistas contra el paletismo de los nacionalistas? Cambiando la dinámica de que el votante independentista se moviliza siempre mientras que el votante no independentista tiende a ser abstencionista. Al fin y al cabo, ¿quién mejor que la charnega Rosalía ha ironizado sobre el espíritu catalanista del 3% y las palancas de los Laporta Alemany Piqué Busquet Rossell Bartomeu Gaspart i Gamper?

Que jo sé que he nascut per ser milionària
com si plogués llençant els bitllets pels aires
Fucking money man
Només vull veure bitllets de cent
Fucking money man
Signe del dollar dintre la ment

En España

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