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Sergio Valentín

Los problemas de Marco Asensio

Marco Asensio quiso algo imposible. Quiso quedarse en el Madrid, tener minutos, ir al Mundial y marcharse en junio con una prima de fichajes.

Marco Asensio quiso algo imposible. Quiso quedarse en el Madrid, tener minutos, ir al Mundial y marcharse en junio con una prima de fichajes.
Marco Asensio, en el banquillo durante el Real Madrid-Mallorca. | Cordon Press

Hay frases que odias cuando eres hijo y supongo, porque todavía no es mi caso, que irremediablemente utilizas cuando eres padre. Una de ellas me vino a la mente este sábado cuando Marco Asensio quiso mostrarle al mundo que estaba indignado. "Si te enfadas tienes dos problemas: enfadarte y desenfadarte". En algunos lugares, a esta frase, se le añade un tercer problema, "procurar que yo no me enfade". En este sentido, Marco Asensio ha tenido suerte porque tiene toda la pinta que para Carlo Ancelotti el dicho se termina en el segundo problema, en desenfadarte. El problema de Marco Asensio no se llama Carlo Ancelotti. El problema de Marco Asensio tiene otros nombres y apellidos. Repasemos la lista.

El primer problema de Marco Asensio se llama Marco y se apellida Asensio. Es un futbolista con unas cualidades extraordinarias. Por eso se fijó y apostó el Real Madrid en él. Por eso ha ganado tantos títulos en las seis temporadas que acumula en el club más exigente del mundo. Por eso fue uno de los líderes, durante un periodo de tiempo muy concreto, de la selección española y por eso se habló, y con razón, de que podría ser un potencial Balón de Oro. Marco Asensio lo tenía todo y ahora ya no. Y esa sensación le tiene que estar matando por dentro. El Real Madrid, ese club que se enamoró de él, ya no le hace caso. Tanto que no ha querido ni ofrecerle un contrato de renovación. Cuando el seleccionador nacional daba sus convocatorias, Asensio ni tenía que estar atento. Sabía que estaba entre los seleccionados. Ahora no se acuerda de él a no ser que se lesionen su primera, segunda y tercera opción. Y en la prensa nadie le ve como alguien que pueda disputar el Balón de Oro. Lo dicho, la culpa de que se haya convertido en un jugador intermitente, con aparente miedo a asumir riesgos en ataque, es exclusivamente de Marco Asensio. Esa energía que Asensio muestra por no jugar es la que debió mostrar cuando jugaba.

El segundo problema de Marco Asensio se llama Jorge y se apellida Mendes. Para los que no lo sepan, es su agente, la persona que debió aconsejarle adecuadamente este verano, algo que no sucedió. Asensio quería todo. Quería quedarse en el Real Madrid, jugar, ir al Mundial y marcharse libre el año que viene con una jugosa prima de fichaje bajo el brazo. Como dijo Calderón de la Barca, los sueños, sueños son. A Marco Asensio le enseñaron la puerta de salida y a Joge Mendes le recomendaron que le buscara una salida porque en el Real Madrid lo tendría complicado. Van siete partidos y Asensio ha disputado 17 minutos y no puede sorprenderles porque en lugar de minutos y oportunidades en año de Mundial, Asensio y Mendes escogieron la opción del dinero. Que no se preocupen, que tendrán el dinero, pero en el mes de junio.

El tercer problema de Marco Asensio se llama Real y se apellida Madrid. No juega en cualquier club donde sería titular aun con un rendimiento inferior al esperado. En este club la competencia es feroz. Si no vas al máximo, hay otros que te van a pasar. Vinicius tiene 22 años y vaya si tira del carro. Lo tiraba con 18 cuando no era ni la mitad de la mitad de futbolista de lo que es ahora. Rodrygo, con 21 años, tira del carro tanto cuando es titular como cuando es suplente. Valverde, con 24 años, lleva tirando del carro cada vez que le dan una oportunidad e incluso se ha adaptado a una posición en la que no había jugado en toda su vida. Hasta los padres de Marco Asensio son conscientes de que, a día de hoy, el rendimiento de Vinicius, Rodrygo y Valverde es superior al de su hijo. Jorge Mendes no le aconsejó bien, pero ellos están a tiempo para reconducir la situación y que sea lo más llevadera posible esta temporada. Yo le diría que no se enfade, que si lo hace tiene dos problemas: enfadarte y desenfadarte y que la única solución posible es trabajar, trabajar cada día más que el anterior, ser humilde y respetuoso con sus compañeros, entrenador y afición y esperar una oportunidad, una de esas tantas que tuvo y desaprovechó.

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