
Como si de una expareja que les ha abandonado se tratase, Luis Enrique se ha convertido en el epicentro de la obsesión de muchísimos críticos de la selección española que no van con el combinado nacional por la mera presencia del entrenador asturiano en el banquillo. Pasan los días y me sigue pareciendo alucinante lo que está ocurriendo porque, más allá de que te guste o no él o su lista, algo lícito, existe un odio desmedido hacia un entrenador que, de momento, lo está haciendo bastante bien en este Mundial. Pongo hincapié en eso, atención. Estoy hablando de los que odian, no de los que critican. Son dos cosas muy diferentes y prefiero mil veces a un crítico duro y afilado que a un odiador nato que, por ejemplo, habla de gente fallecida.
Hay personas que, a día de hoy, se enfadan más con Luis Enrique, haga lo que haga, que con conflictos laborales o personales que viven en su día a día y me parece lícito, la verdad, pero es que los veo sufrir mucho y me preocupa. Están tan desquiciados que han usado incluso la figura de la hija fallecida de Luis Enrique. Hay diferentes modalidades, por supuesto. Los hay que de verdad odian a Lucho y se les hincha la vena con él. Otros, le odian, quieren ir con España, pero les puede su ira o la línea editorial antiSelección que les marcan. Y por último están los que le odian, pero apartan ese sentimiento porque tienen ganas de disfrutar del Mundial y de que su país haga cosas importantes. Ojo, no meto en este grupo a los que directamente se inventan conflictos que ya nadie se cree para generar audiencia. Pero todos ellos, tienen una cosa en común: seguir constantemente todo lo que hace el técnico para atizarle.
Les voy a ser sinceros. No he visto ni una sola de las retransmisiones del seleccionador. Solo los resúmenes o los tuits más importantes. No por nada sino porque me ha pillado disfrutando de las horas libres o viendo partidos del Mundial. Partidos, por cierto, que se pueden ver en diferido pese a que se quiera vender más humo que en el videojuego de Silent Hill con eso de que Luis Enrique no hace su trabajo de análisis por stremear. Volviendo al tema, he visto a personas, fuera y dentro del periodismo, seguir las palabras del seleccionador como se siguen las hogueras en la Isla de las Tentaciones para ver si tu pareja te es infiel. Como si las palabras de Luis Enrique les dañaran el alma y el corazón. Como si Lucho fuese su ex y le pillasen en Tinder o en Instagram dándolo todo. Y es algo que no entiendo sobre todo en aficionados que no tiene que verlos porque no se dedican a esto. Un periodista, al fin y al cabo, si le toca trabajar tiene que estar al tanto, pero los odiadores de Lucho que no tienen esa obligación lo tienen tan fácil como no seguir sus retransmisiones. Pero no, la obsesión les puede y prefieren pasar un mal rato viendo a su odiado preferido que disfrutar de otras cosas.
La realidad es la que es y aquí todo el mundo está bailando al son que marca Luis Enrique mientras que al seleccionador español, al que no van a decirle lo que es presión o lo dura que es la vida tras lo que ha pasado personalmente, le resbala todo. Lucho, por desgracia, sabe perfectamente lo que es estar presionado de verdad en la vida y ahora está optando por disfrutar, algo que personalmente admiro y que no sé si yo podría hacer en su lugar. Y se le podrá criticar por errores, que los comete por supuesto, pero manda él. Todo lo que hace se analiza. Los tiene en la palma de la mano. Bailan al ritmo que él quiere y no se confundan, Luis Enrique no va a sufrir pase lo que pase en este Mundial. Si España, que siendo candidata no es favorita como Brasil o Francia, no gana el torneo, Luis Enrique no va a deprimirse y a vivir amargado. Pero si por lo que sea lo gana habrá españoles enfadados, asqueados, indignados, infelices... ¿Imaginan estar tristes por ganar un Mundial del deporte que más te gusta? Ríete tú de lo amargado que estaba el señor Ebenezer Scrooge en el Cuento de Navidad de Dickens.
Eso sí, reconozco que está siendo divertido y como tampoco tenemos la presión de ganar el Mundial porque no somos favoritos, hay poco que perder y mucho que ganar. Es como el meme de los Simpson cuando le dicen a Bart que haga lo suyo para que todos se rían después. Aquí solo hay que esperar a que digan lo que toca. ¿7-0 a Costa Rica? "No se vaaaale, eran cuatro amigos". ¿1-1 ante Alemania? "No se vaaaale, los alemanes son la Costa Rica de Europa". "Luis Enrique no ve los partidos por stremear". "Luis Enrique quiere ir de rojo, es Satán". "Morata ha marcado dos goles, pero es malo". "Ferrán es malísimo aunque lleve dos goles". Y así una y otra vez como pasó en la Eurocopa hasta que los penaltis nos dejaron sin final. Cada día hay una pega y luego cuando España no gana, si pasa, "ya te lo dije". Bueno, es como celebrar acabar Bachillerato con 25 años. No tiene mucho mérito fallar 80 veces y acertar a la 81.
En serio, vamos a divertirnos un rato con este Mundial de la vergüenza. Ya que tenemos que tragarnos que el fútbol se haya saltado los derechos humanos y que se haya vendido al mejor postor, al menos intentemos no amargarnos más la vida. No se puede vivir enfadado con todo. Ojo, es solo un consejo. Besis.
