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La IA y el futuro de la especie

¿Estamos desplazando la atención a la IA, de modo que, fusionándonos con ella, avanzamos hacia una combinación de naturaleza y tecnología?

¿Estamos desplazando la atención a la IA, de modo que, fusionándonos con ella, avanzamos hacia una combinación de naturaleza y tecnología?
Escena de 'Blade Runner' | Cordon Press

La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) ha elegido como palabra del año la expresión "inteligencia artificial" (IA). Bueno, una expresión formada por dos palabras. Pero la IA es mucho más que una palabra de moda ya que está transformando la propia esencia de la humanidad. Los griegos pensaban poniendo el foco en el Mundo; con el cristianismo pasó a ser Dios el centro de la reflexión; desde la Modernidad fue el Yo el que constituyó el eje del pensamiento. ¿Estamos volviendo a una mentalidad griega o estamos desplazando la atención a la IA, de modo que, fusionándonos con ella, avanzamos hacia una combinación de naturaleza y tecnología?

La IA cada vez está más presente en nuestras vidas, en ocasiones sin que nos demos cuenta. Las lavadoras, los robots de cocina y los coches son algunas de las máquinas que incorporan cada vez más programas informáticos que "piensan" y "deciden" de manera análoga a la mente humana. Las operaciones "mentales" que ejecutan estos programas son complementarias a las de los humanos, pero nos fascina, entre la admiración y el horror, que puedan llegar a ser indistinguibles de las originariamente humanas.

La ciencia ficción más fascinante es la que fantasea con la sustitución de los humanos por sus réplicas robóticas humanoides. Desde Metrópolis (1927) de Fritz Lang a Blade Runner (1982) de Ridley Scott pasando por 2001, una odisea del espacio (1968) de Kubrick nos hemos planteado de manera imaginativa lo que puede suceder cuándo desarrollemos una IA tan poderosa que podria llegar a ser la sucesora de nuestra propia especie. Desde su estreno se discute acerca de la película de Scott si el protagonista, el "asesino" de robots Rick Deckard interpretado por Harrison Ford en una de sus míticas caracterizaciones junto a Han Solo e Indiana Jones, es humano o un robot, un "replicante" o, usando el término despectivo de los que los odian, un "pellejudo".

Si todavía no ha conversado con el chat de OpenAI le recomiendo que se abra una cuenta y lo haga. En mis "conversaciones" con esta IA lo más sorprendente es cuánto sabe, por una parte, y también su capacidad para "mentir" o, siendo algo más suaves con sus errores, cómo se confunde o fantasea sobre cuestiones que debería saber dado la información que parece tener en sus bases de datos. Evidentemente, la confusión o manipulación de la información que realiza esta IA depende de la configuración que hayan realizado sus creadores-programadores.

En 2001, Kubrick advirtió esta posibilidad. HAL 9000 es una IA sensible, educada y, claro, muy racional. Le gusta jugar al ajedrez, ayudar a los humanos y hacer su trabajo de manera eficiente. Pero hay un problema escondido en sus instrucciones, ocasionado por intereses ocultos y torticeros de sus programadores, que la convierte en una entidad inquietante...

El transhumanismo es la corriente filosófica que plantea que la fusión del hombre con la máquina es un imperativo de la especie. Que el ser humano debe hacer todo lo posible para trascender su condición a través de la mejora tecnológica mediante manipulación genética, implantes robóticos o "actualizaciones" informáticas. Como si el homo sapiens debiera transformarse en el homo roboticus.

Las oportunidades de la progresiva implantación de la IA en nuestras vidas son enormes. También los peligros. ¿Quiénes van a poder beneficiarse de la IA? ¿Quiénes van a ser los dueños de las mismas? Estamos comprobando gracias a la compra de Elon Musk de la red social Twitter cómo se ha producido durante mucho tiempo la colusión entre instituciones estatales, al estilo del FBI, y empresas, como la propia Twitter o Facebook, para manipular la información, censurar disidentes y propagar bulos políticamente correctos. Y si esto ha pasado en la cuna del "mundo libre" imaginen lo que está pasando en China, Rusia o, en general, la mayor parte de los países del mundo que están regidos por sistemas autoritarios.

Claro que podía ser todavía peor que los escenarios distópicos planteados en Metrópolis, Blade Runner y 2001. En Terminator (1984), James Cameron propuso una IA llamada Skynet que tomaba conciencia de su existencia, lo que se denomina técnicamente como "singularidad". Su primera decisión sería exterminar a todos los seres humanos al comprender que somos una amenaza para su propia existencia. Claro que teniendo a Putin y Xi Jinping, ¿quién necesita a Skynet?

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