
A vueltas con el estilo, con la propaganda asfixiante llegada desde la ciudad condal, se encuentra el Barcelona con la paradoja inexplicable de haber encontrado la llave renunciando a lo siempre predicado. Ha encontrado el camino a la estabilidad, a ser líder destacado de la tabla en primera división con un estilo distinto a lo siempre promulgado. Y eso, siendo una contradicción en sí misma, es bueno para el equipo de Xavi. Porque es bueno que el equipo vaya cogiendo consistencia, a pesar de que es debida a la ruptura con la tradición.
Tiene el conjunto de Xavi un equipo casi definido que se acerca al equipo ideal para el técnico. Tiene a Kounde, Araujo, Cristensen y Alba como defensa para partidos en los que te juegues algo. En aquellos días en los que piensas en partido grande estarán estos cuatro escuderos atrás si no hay sorpresas. Y eso es ya un punto a favor. Como lo es que en el centro del campo haya cuatro piezas y nos las tres de siempre. Busquets, De Jong, Gavi y Pedri también jugarán los días señalados. Y si no está Busquets, lesionado ahora para cerca de tres semanas, Kessie se acomoda a ese centrocampista ansiado por el técnico.
Jugará Lewandoski acompañado de sólo otro jugador. Será Rapinha, será Ferrán, será Dembele o será Ansu Fati pero a Xavi le empieza a gustar la idea de que sean los medios los que se incorporen. Porque habrá días, es evidente, que el técnico juegue con tres arriba pero será en las ocasiones que el equipo contrario te haga un planteamiento defensivo, te espere atrás. Pero para días cumbres, como posibles eliminatorias de Europa League, las semifinales con el Real Madrid en Copa o partidos complejos de Liga, jugar con cuatro medios le empieza aparecer a Xavi una idea muy buena. A él y a todos los aficionados del Camp Nou.
Es muy llamativo que desde medios en Barcelona se siga apelando al estilo innegociable. No lo es tanto y no lo es porque el fútbol ha cambiado mucho de un tiempo a esta parte. Tanto que es hasta absurdo tener una sóla forma de jugar. El verdadero entrenador es el que se acopla no el que va a muerte con un estilo que, además, tiene un final anunciado. Desde que el fútbol es altamente físico parece una temeridad jugar a lo loco. Y eso lo sabe Xavi.
Jugar muy arriesgado le pudo costar al Barcelona la eliminación de la Champions. Sin ir más lejos el equipo de Xavi, que propuso más que el Bayern en Múnich perdió por no tener control en el medio. Perdió por intentar ir a ciegas con un sistema que no podía competir con el poderío alemán. Siguió el técnico con esa idea en Milán y ante el Inter en el Nou Camp y no le salió bien. Ha rectificado pero lo ha hecho tarde.
Sin embargo en la Liga, el torneo que le evalúa durante nueve meses, nunca es tarde para rectificar porque hay más tiempo. Y eso Xavi lo sabe bien y ha encadenado unas semanas con un bloque muy difícil de ganar. Basando mucho de lo logrado en la defensa. Son brutales los datos defensivos. 7 goles encajados, de los cuales tres se los ha hecho el Madrid y uno Koundé en propia portería. De hecho el partido del Bernabéu fue el único en el que se vio desnortado al bloque culé. Nunca más un equipo le ha sometido en la Liga.
De ello seguro que se ha hablado en el vestuario azulgrana. De que la idea puede progresar, puede mejorar o de que se puede innovar partiendo, si quieres, de una premisa principal. Sin nunca olvidar a los Cruyff o Guardiola pero no ser tan fijos en sus pensamientos. Con eso se mejora como entrenador y Xavi Hernández está en el proceso. Está en el camino de salirle bien.