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Pablo Planas

Estajanovistas de chupar cabezas de gambas

Los sindicatos son uno de los problemas en España, un instrumento de los partidos de izquierda para mantener el control de las calles.

Los sindicatos son uno de los problemas en España, un instrumento de los partidos de izquierda para mantener el control de las calles.
Los secretarios generales de CC.OO. y UGT, Unai Sordo (izquierda) y Pepe Álvarez | EFE

Pocas cosas hay más inútiles para la defensa de los derechos de los trabajadores que los dirigentes sindicales de UGT y CC.OO., como bien saben los administrativos a sueldo de ambas centrales. A los prebostes de ambas organizaciones no les suele temblar la mano a la hora de recortar gastos, despedir empleados o establecer condiciones laborales draconianas porque una cosa es predicar y otra dar trigo o ejemplo. La austeridad y el rigor son contrarias a su forma de vivir.

Como es habitual cada 1 de Mayo, los patronos sindicales y sus fieles salieron a las calles en número cada vez más menguante al efecto de advertir a los empresarios que están dispuestos a liarla parda si no hay una subida generalizada de salarios para paliar los efectos de la inflación. Como es natural, los líderes de la UGT y de CC.OO. no protestan contra el Gobierno manirroto e incapaz porque están a las órdenes del Gobierno y viven de las subvenciones del Estado y de su capacidad de extorsión cuando gobierna la derecha.

Presume cada central de un millón de afiliados cotizantes, pero eso es más cuestionable que los listados de militantes de los partidos y no resistiría una mínima auditoría independiente. Esos sindicatos son uno de los problemas en España, un instrumento de los partidos de izquierda para mantener el control de las calles, ya sea por la vía de convocar huelgas y algaradas o por la contraria, anestesiar el malestar y abortar cualquier conato de protesta. Forman parte del sistema cuando está en manos de sus jefes políticos, que les lanzan las cáscaras de los langostinos.

No hay más que ver las últimas declaraciones de Unai Sordo, el jefe de Comisiones, que en una entrevista en El Mundo ha dicho exactamente esto: "Si yo ahora mismo quisiera, lo que pasa es que no quiero porque tengo mucho trabajo, me estaba de tournée por Europa explicando los logros del diálogo social en España, lo que pasa es que a veces nos da apuro decirlo es así. Me llaman sindicatos italianos para explicar el modelo de diálogo en España porque es referente en Europa".

No sabe uno por dónde empezar. Que tiene mucho trabajo dice el colega. De su experiencia laboral antes de cobrar cierta notoriedad sindical existen vagas alusiones al sector de la industria de la madera. El otro Stajánov de chupar cabezas de gambas es Pepe Álvarez, el de los fulares, compañero del metal, quien se queja en el antedicho diario de que "las fotos de las mariscadas son más falsas que Judas". Claro, claro.

Sordo y Álvarez son ahora el yolansanchismo de igual forma que se pusieron al frente de las manifestaciones separatistas en Cataluña dirigidas por otros tremendos trabajadores como Artur Mas, Puigdemont y Junqueras, unos titanes del sector de las elites extractivas, compañeros todos de no dar palo al agua, de inventarse derechos y de llevárselo crudo.

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