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Pepe no come gambas

Están muy enfadados los dirigentes de CCOO y UGT porque la Junta de Castilla y León recortó las subvenciones.

Están muy enfadados los dirigentes de CCOO y UGT porque la Junta de Castilla y León recortó las subvenciones.
Pepe Álvarez | Europa Press

Al mismo tiempo que los sindicatos de Correos [CCOO y UGT] alertaban del caos que se estaba produciendo en la gestión del voto por correo, el secretario general de la UGT, Pepe Álvarez aseguraba que "estaba plenamente garantizado" y que las personas que quieran votar por correo lo podrán hacer "con todas las garantías". El dirigente sindical le cargó el muerto a la Junta Electoral, aduciendo un retraso por los problemas de impugnación de alguna candidatura. "Lo demás es ruido. Es un intento de situar un problema donde no lo hay y perder el tiempo en hablar de cosas que no tienen ninguna importancia y no entrar en las cuestiones de fondo", afirmó.

Una desautorización en toda regla para los sindicalistas de Correos. Álvarez salía en defensa del presidente de la sociedad estatal. Minutos después pediría frenar "la deriva reaccionaria" que representan PP y Vox.

La UGT de Cataluña convocó para el 14 de julio una asamblea de delegados en el Auditorio de las Cocheras de Sants. Sentados en primera fila Oriol Junqueras, Salvador Illa, la dirigente de Podemos Jéssica Albiach y Joan Carles Gallego, parlamentario de Cataluña en Común.

Tenía sentido su presencia porque no se trataba de una de esas asambleas que se realizan para informar de temas laborales. Los dirigentes de UGT habían reunido a delegados y liberados sindicales para pedir el voto a eso que llaman "las fuerzas del progreso". Es decir, para los partidos cuyos dirigentes estaban en primera fila.

"Se está normalizado la presencia de la ultraderecha en las instituciones", alertó Álvarez. "Los ciudadanos y ciudadanas tenemos que ser plenamente conscientes de hasta qué punto los gobiernos Vox-PP o PP-Vox son una amenaza para el sistema democrático de libertades que tenemos en nuestro país. No es una broma".

Pepe se fue animando: "Si gobierna la derecha, la lengua y la cultura van a sufrir. Pero lo que más les molesta no es que hablamos en catalán, es que hablamos y pensamos. Porque no les conviene".

Y tanto se animó que desbarró: "¿Por qué pensáis que un día sí y al otro también que entráis en cualquiera de las redes sociales aparecen siempre los mismos, 20 o 30 mamarrachos, llamándome comegambas? Él [refiriéndose a Vicente Andrés, consejero de Industria y Empleo de Castilla y León] es un puto comemierda y todos esos son unos putos comemierdas". Aplausos.

Están muy enfadados los dirigentes de CCOO y UGT porque la Junta de Castilla y León recortó las subvenciones. CCOO afirma que se ha visto obligada a despedir al 60% de la plantilla. Pero no dicen toda la verdad.

El dinero público que reciben los sindicatos tiene dos orígenes. Uno, por su representación sindical, un concepto similar al de los partidos políticos por los votos y representantes elegidos en elecciones. En el caso de los sindicatos, lo es por el número de delegados de personal y miembros de comités que obtienen en elecciones en las empresas. Se puede argumentar que se eliminen estas partidas o que los partidos políticos no reciban un duro por los gastos de las campañas electorales. O exigir que se modifique el artículo 7 de la Constitución Española. Es otra discusión.

Lo que se reduce o elimina en Castilla y León son las otras partidas, las que tienen su origen en la mamandurria. En 2010, Esperanza Aguirre dejó en 700 el número de liberados en la administración autonómica. ¿Muchos? Había 3.500. El Gobierno de Mariano Rajoy, en plena crisis económica y con España a un paso de ser rescatada, recortó drásticamente el dinero que recibían los sindicatos y sus fundaciones. Se produjeron despidos. ¿El motivo? Los dirigentes sindicales creyeron que las subvenciones, muchas de ellas finalistas, eran para siempre y consolidaron plantillas.

Vean ustedes un ejemplo: la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo aprobó, en los tiempos de Zapatero y con Leire Pajín al frente de la Agencia, proyectos millonarios para, entre otros delirios, "el fortalecimiento organizativo para el incremento de capacidades propositivas: auto-reforma sindical en la CGTP del Perú", o para "la participación activa de los sindicatos de América Latina en la dimensión social productiva de los procesos de integración subregional", objetivos incompresibles, pero literales. Mamandurrias millonarias. Los dirigentes sindicales crean estructuras en su organización. Se bordea la legalidad en el uso de la subvención. Cuando esta se acaba, se producen despidos. Mejor estar callados.

Los días 24 y 25 de abril de 1989 se reunió en Madrid el Comité Confederal de la UGT. Hubo una intensa y dura discusión que concluyó con la decisión, por primera vez en democracia, de no pedir el voto para el PSOE en las elecciones europeas del 15 de junio. Este acuerdo se mantuvo en las elecciones generales que se celebraron en octubre de ese mismo año. Pese a la resolución que impuso Nicolás Redondo, Felipe González volvió a revalidar su mayoría absoluta. El sindicato comenzó su declive.

Años después, en abril de 1993, destacados dirigentes de la UGT mantuvieron contactos para elaborar un manifiesto de apoyo a la campaña electoral del PSOE. Uno de sus impulsores fue Pepe Álvarez, que era el secretario general de la organización en Cataluña. La dirección nacional ugetista consiguió parar la iniciativa.

Hoy los dirigentes de UGT movilizan a los delegados de los trabajadores para alertar del peligro para la libertad y la democracia de un gobierno del PP, con o sin Vox. Hacen un uso espurio de sus derechos laborales convocándoles a un acto político. No es nada nuevo. Coincidiendo con las elecciones al parlamento andaluz del 25 de marzo de 2012, CCOO y UGT convocaron una huelga general que se celebraría el 29 de ese mes. El principal propósito fue el de movilizar en Andalucía ante el riesgo de que la izquierda perdiera la Junta. Había muchos millones en juego.

El secretario general de la UGT olvida la precaución de sus antecesores en el cargo. Han sido cuatro años de muchos millones regados por la vicepresidenta Yolanda Díaz. Él dice que ha subido un escalón y quiere seguir subiendo. Con su ambición vocinglera compromete aún más al sindicato. Mañana se tendrá que sentar frente a un ministro de esos partidos que "atentan contra la libertad". Seguramente no le faltará desparpajo para poner el cazo, amenazando en caso contrario con la furia del proletariado. En esto, Sordo el de CCOO tiene mejor escuela. Llegado el momento, el ministro de turno debe recordar que los sicofantes son tigres de papel y no comen gambas.

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