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No a la resignación, sí a la movilización

Vienen, ya están aquí, tiempos duros, difíciles, en los que será necesario demostrar que no todo vale para permanecer en el poder.

Vienen, ya están aquí, tiempos duros, difíciles, en los que será necesario demostrar que no todo vale para permanecer en el poder.
EUROPA PRESS

La gravedad de la situación política que estamos viviendo, por el empeño de Sánchez de apoyarse en los enemigos de España para única y exclusivamente seguir en el poder, requiere una reacción clara y contundente de toda esa parte de la sociedad que no está dispuesta a consentir según qué cosas.

Los españoles ya han demostrado en nuestra historia reciente que siempre están dispuestos a defender la democracia, la libertad, la igualdad, la dignidad de las Instituciones. Baste recordar las grandes manifestaciones que hubo cuando el intento de golpe de Estado del 23-F de 1981, cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco, o más recientemente, cuando Zapatero —con él empezó todo— negoció políticamente con ETA a partir de 2005. Si no recuerdo mal, hubo hasta ocho grandes manifestaciones convocadas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo presidida por Francisco José Alcaraz, con la ayuda inestimable de esta casa, que sacó a la gente a la calle —cada manifestación era más numerosa que la anterior— para gritar alto y claro "en mi nombre NO".

Para mantenerse en el poder, Sánchez necesita hacer unas concesiones a los independentistas catalanes y vascos que supondrían el final del régimen constitucional del 78. Ni la amnistía que piden Puigdemont y ERC, ni el referéndum para ejercer el derecho de autodeterminación, planteado claramente por los independentistas catalanes y por Bildu caben en la Constitución. Como tampoco es viable la trampa de la "convención constitucional" que ha planteado el lehendakari Urkullu. Muy pocos dudan de que Sánchez es capaz de conceder eso y lo que haga falta, porque no tiene límites ni escrúpulos. Fue derrotado en las urnas el 23-J —el PP sacó 17 escaños y 330.000 votos más que el PSOE—, pero eso a Sánchez no le condiciona. Al contrario, rechaza de plano un acuerdo con el partido de Feijóo que pudiera dar una estabilidad institucional a España, y prefiere claramente volver a un gobierno Frankestein con todos los apoyos que hagan falta.

Ante esta situación, no cabe la resignación. En ningún sitio está escrito que haya que aceptar sin más que un Presidente del Gobierno como el actual, al que le sobra vanidad, soberbia, irresponsabilidad, por los cuatro costados, se salga con la suya, sólo para permanecer en el poder, si eso supone romper, saltarse a la torera la Constitución del 78, infringiendo un daño irreversible a la democracia.

Es la hora, reitero, de la resistencia y, añado, de la movilización social, de la rebelión cívica. Tendrá que ser liderada por los partidos políticos constitucionalistas y por las diversas asociaciones, plataformas, foros, de la sociedad civil. Es urgente llevar a cabo esa movilización, convocando una gran manifestación ante la urgencia que tiene Sánchez de sacar adelante la ley de amnistía antes de su investidura por exigencia expresa del prófugo de Waterloo.

En esa gran manifestación no estaría de más que los organizadores previeran, al final de la misma, la proyección de un video en pantallas gigantes con todas las declaraciones que hay grabadas en tiempos recientes del mentiroso por antonomasia, Pedro Sánchez y de sus ministros o exmiembros del Gobierno —Marlaska, Iceta, Planas, Illa, Carmen Calvo, Juan Carlos Campo (ahora miembro del Tribunal Constitucional)—, diciendo que la amnistía no cabe en la Constitución y que el PSOE no la llevará a cabo. Tantas mentiras, tantos mentirosos, tienen que quedar en evidencia y de ahí ese golpe de efecto de subrayarlo con imágenes y sonido, al final de esa gran manifestación.

Vienen, ya están aquí, tiempos duros, difíciles, en los que será necesario demostrar por parte de la sociedad que no todo vale para permanecer en el poder, que el fin NUNCA justifica los medios, que España es una gran Nación, que muchos españoles no estamos dispuestos a que un político irresponsable la desmonte, apoyado por un partido que él ha neutralizado y desactivado. Ojalá, las voces críticas que han surgido en los últimos días dentro del PSOE sirvan para remover conciencias en la militancia.

Por tanto, nada de resignación ante esta situación, y con el espíritu bien dispuesto para movilizarse y hacer frente a esta deriva suicida a la que Sánchez quiere llevar a España, con el apoyo de golpistas, independentistas, herederos políticos de ETA y los comunistas de Sumar liderados por la Vicepresidenta Segunda del Gobierno, que, para vergüenza de muchos, no tuvo reparos en ir a Bruselas, a pedirle los votos, entre sonrisa y sonrisa, a un fugado de la justicia que lideró un golpe de Estado contra España.

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