
El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés) incluyó una afirmación que rápidamente fue difundida por los grandes medios de masas con tintes alarmistas. Según los autores del informe, la década 2010-2020 había sido la más cálida de los últimos 125.000 años, una conclusión que, por fuerza, tiene que provocar una honda preocupación cualquier persona sensata… salvo que dedique unos minutos a leer la letra pequeña del informe, donde se aclara el alcance exacto de dicha frase.
Según el glosario del documento, el que estemos atravesando el periodo más cálido de los últimos 125.000 años es una previsión catalogada como "más probable que no" (more likely than not >50-100%), lo que significa que la probabilidad de que se cumpla puede ser simplemente del 50’01%. Para llegar a ese resultado no hacía falta elaborar complejísimos modelos matemáticos operados por supercomputadoras: bastaba con lanzar una moneda al aire, pero eso es algo que los medios de masas no van a explicar, probablemente porque solo les interesa dar a conocer el mensaje destinado a la clase política de los países implicados.
Todos los informes del IPCC se basan en las conclusiones que arrojan los modelos climáticos. Pero ¿Qué es un modelo climático? Pues, sencillamente, un algoritmo con intrincados sistemas de ecuaciones que trata de reproducir los fenómenos físicos, químicos y biológicos que se producen en el planeta Tierra, con el fin de elaborar predicciones sobre el comportamiento del clima a medio-largo plazo. En otras palabras, se trata de programas informáticos introducidos en supercomputadoras cuyos resultados son asumidos como hechos científicamente demostrados, a pesar del grado de subjetividad que ello conlleva.
Por ejemplo, cuando el IPCC asegura que la Tierra va a sufrir fuertes cataclismos en las próximas décadas a consecuencia del cambio climático con un 90% de certeza, no significa que sus expertos hayan demostrado en 9 de cada 10 experimentos verificables que algo así vaya a ocurrir en el futuro. En realidad, lo que significa ese porcentaje es que el 90% de los programas informáticos utilizados como modelos climáticos llegan a esa conclusión. Teniendo en cuenta que solo existen 30 algoritmos en funcionamiento (se trata de programas que necesitan enormes supercomputadoras capaces de gestionarlos, por eso hay tan pocos), lo que nos están diciendo es que 3 modelos climáticos no coinciden en ese vaticinio apocalíptico. "¡Hay tres supercomputadoras negacionaistas!". Podríamos señalar también sin cometer ninguna falsedad, algo más grave de lo que parece puesto que los 30 algoritmos comparten ciertos módulos de programación, lo que resalta todavía más que tres de ellos se nieguen a seguir a los demás.
Pero no cabe acusar al IPCC de manipular sus conclusiones. Los expertos aclaran muy bien el alcance preciso de sus afirmaciones; lo que sucede es que lo hacen en la letra pequeña de los informes, que nadie suele leer porque resulta mucho más cómodo limitarse a reproducir las conclusiones más alarmistas de los resúmenes ejecutivos destinados a la clase política.
Vean lo que dice el IPCC en su último informe sobre el grado de fiabilidad de sus vaticinios:
El conocimiento de los estados actual y anteriores del sistema climático suele ser imperfecto, los modelos que mediante esos conocimientos generan predicciones climáticas son, por consiguiente, también imperfectos, y el sistema climático es inherentemente no lineal y caótico, todo lo cual hace que la predictibilidad del sistema climático sea inherentemente limitada. Incluso aunque se utilicen modelos y observaciones arbitrariamente precisos, existen limitaciones a la predictibilidad de un sistema no lineal como el clima (AMS, 2000).
…Las proyecciones están condicionadas por supuestos relativos, por ejemplo, a eventualidades socioeconómicas y tecnológicas futuras que podrían o no hacerse realidad.
En el caso de España, la Agencia Estatal de Meteorología, el organismo encargado de los estudios climáticos, es todavía más clara a la hora de explicar en la letra pequeña qué grado de fiabilidad tienen sus afirmaciones. Ojo al descargo de responsabilidad de la Aemet en su página web, porque es delicioso:
Las proyecciones climáticas se basan en resultados de modelos informáticos que implican simplificaciones de procesos físicos reales que en la actualidad no se comprenden totalmente. En consecuencia, la AEMET no asume responsabilidad por la precisión de las proyecciones climáticas aquí disponibles, ni por las interpretaciones, deducciones, conclusiones o acciones realizadas por cualquier persona en relación con esta información.
Y añaden nuestros meteorólogos:
…Existen todavía incertidumbres asociadas a la evolución futura de las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero), a la concentración de dichos gases en la atmósfera, a la simulación de los procesos en el seno del sistema climático, a las técnicas de regionalización, etc. Los resultados que aquí se presentan están referidos a diferentes escenarios de emisión, diferentes modelos climáticos globales y diferentes modelos regionales y constituyen la más reciente fuente de proyecciones regionalizadas de cambio climático disponible en el contexto europeo.
La izquierda calentóloga, valga la redundancia, tacha de negacionistas a todos los que cuestionan el alarmismo climático, pero no se trata de creer o no creer en el calentamiento global. Se trata simplemente de mantener una saludable prudencia respecto a unas afirmaciones pretendidamente científicas que, como explican los propios organismos involucrados, no son más que elaboraciones teóricas fruto de los resultados que arrojan unos pocos programas informáticos. Algunos de ellos, como hemos visto, descaradamente negacionistas.