
En esos estercoleros de la furia popular y tumultuaria, las llamadas redes sociales, a veces, muy de tarde en tarde, se pueden encontrar pepitas de oro. Fue así, gracias a la indiscreta confidencia a propósito de Nadia Calviño aireada en Twitter (o como se llame ahora) por un conocido economista madrileño que, allá por 2012, compartió mesa y mantel en Bruselas con la por entonces alta funcionaria de la Unión Europea, tuve noticia de lo que sigue. Y es que se trata de una revelación cuyo contenido interesará, sin duda, a cuantos pequeños ahorradores españoles, ya fueran votantes del PSOE, del PP o de cualquier otro partido, perdieron en su día parte o todos sus ahorros con las célebres preferentes.
Pero antes, permítaseme recordar el rasgo principal del paisaje macroeconómico donde fueron alumbradas aquellas bombas fétidas financieras. Porque la España del cambio de centuria tenía algo en común con la Argentina de hoy mismo. Así, en aquella España tampoco era posible que se diera una burbuja inmobiliaria. Y por la misma razón que no se podría dar ahora en Argentina: porque, ni de lejos, había ahorro suficiente en el país para financiar eso. Pero ahí estaban los grandes bancos alemanes para poner todo el dinero necesario a fin de levantar Seseña y los otros cientos de seseñas que surgieron como setas por doquier. Aquella montaña de dinero alemán desembarcó en las cajas de ahorros, las mismas que luego quebraron, bajo el ropaje jurídico de unos títulos llamados cédulas hipotecarias.
Suena muy técnico, lo sé, pero es muy simple. Es tan simple como que, con la legislación española en la mano, el dueño de una participación preferente tenía prioridad para cobrar su deuda sobre el dueño de una cédula hipotecaria. Pero, cuando todo estalló, fue justo al revés: las cédulas de los banqueros alemanes pasaron a tener prioridad de cobro sobre las preferentes de los pobres desgraciados españoles. Y según ese tuit, la proba funcionaria de Bruselas Nadia Calviño formó parte del avispado equipo de eurócratas que, en el memorándum del "rescate", ideó el cambio. Alemania nunca se lo podrá pagar. O sí.
