La capital navarra vivió este pasado domingo una manifestacion multitudinaria para rechazar el pacto de PSOE y Bildu, que entregará a la formación proetarra el ayuntamiento de Pamplona. Bajo el lema "Pamplona no se vende" miles de personas salieron a la calle convocadas por UPN para protestar por la traición de Sánchez, que se sustanciará el próximo día 28 a través de la moción de censura presentada por socialistas y bildutarras para desbancar a la alcaldesa electa Cristina Ibarrola.
La ruindad del presidente del Gobierno se pone de manifiesto en este acuerdo, negociado en secreto durante meses, para garantizarse el voto de los seis diputados de Bildu en su investidura a cambio de entregar a los proetarras la ciudad de Pamplona, de gran valor simbólico para el mundo abertzale y su proyecto de anexión de la comunidad foral. No es casual que el gobierno autonómico, encabezado por la socialista María Chivite, se sostenga también gracias al apoyo de la formación proetarra.
Desvelado el pacto con EH Bildu suena aún más ridículo el pretexto de los socialistas navarros para justificar la moción de censura, sugiriendo que hay un problema de parálisis municipal. Si esto fuera así no tendría ningún sentido su apoyo a la alcaldesa de UPN en la constitución del ayuntamiento de Pamplona tras las pasadas elecciones municipales, que se hizo con la alcaldía gracias a la abstención de los cinco concejales del PSN. Es palmario, por tanto, que la razón de esta moción de censura no tiene nada que ver con la política local sino con la orden de Sánchez de entregar Pamplona a los proetarras a cambio de su apoyo en las Cortes Generales.
Las vinculaciones del partido heredero de Batasuna con la banda terrorista ETA siguen siendo su principal seña de identidad, como ha recordado muy oportunamente en esRadio el diputado por el PP de Navarra, Sergio Sayas. El parlamentario popular ha destacado la presencia de tres exjefes de ETA en el acto de presentación del candidato de Bildu a las elecciones del País Vasco, lo que constituye según Sayas "una indecencia, una regresión democrática, una infamia y, sobre todo, es una agresión a las víctimas del terrorismo, particularmente a las del PSOE".
El pacto con el partido de Otegi consuma la sumisión de Sánchez ante el mundo proetarra a pesar de su pasado sangriento y del dolor causado a las familias de las víctimas, muchas de ellas militantes del propio PSOE. La ausencia de filtros morales de Sánchez ha dado lugar a esta ignominia, que marca un antes y un después en la degradación pavorosa del partido socialista, cuya integridad democrática difícilmente podrá recuperar en el futuro.
Y es que, como señala el diputado navarro, "entre el PSOE de Sánchez y Bildu no hay ninguna diferencia", salvo el hecho de que, si no fuera por el primero, los proetarras seguirían siendo unos apestados orillados en el vertedero de la democracia. Por eso no cabe atribuir ningún protagonismo en este pacto vergonzoso a la formación abertzale. El problema para los navarros y todos los españoles es Pedro Sánchez, un político que ha hecho saltar todos los consensos democráticos en pos únicamente de su ambición.

