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Y ahora, el referéndum

Las líneas rojas trazadas por el PSOE sanchista se mueven hacia el infinito, de manera que lo que hoy se rechaza de plano, mañana se admite con total naturalidad.

La capacidad de Sánchez para la mentira está tan acrisolada que basta con que asegure que no hará algo en el futuro para dar por descontado que lo acabará haciendo. Sus rectificaciones en asuntos relevantes han sido tan numerosas que nadie en su sano juicio puede fiarse de su palabra. Ni siquiera aquellos que lo chantajean, como el prófugo Puigdemont.

Las líneas rojas trazadas por el PSOE sanchista se mueven hacia el infinito, de manera que lo que hoy se rechaza de plano, mañana se admite con total naturalidad. No solo eso; en el colmo de la desfachatez, los cuadros socialistas y sus terminales mediáticas intentan convencer a los ciudadanos de que esa traición a la palabra dada es una cuestión menor que, en todo caso, es necesaria para mejorar la vida y la convivencia de todos los españoles.

Una de esas líneas rojas que el sanchismo aseguró que jamás cruzaría es la autorización de un referéndum de autodeterminación para Cataluña, con el argumento de que es una consulta inconstitucional que, además, serviría para aumentar la división y el conflicto social. Pero es que eso mismo es lo que ocurre con la ley de amnistía y, sin embargo, Sánchez la ha redactado, impulsado y aprobado en tiempo récord, para que un fugado de la Justicia le preste los votos de sus diputados y así mantener a flote la legislatura.

Los dirigentes separatistas están siendo muy claros con el referéndum de independencia, al igual que ocurrió cuando exigieron la amnistía para los delincuentes del procès a cambio de aprobar la investidura de Sánchez. Puigdemont ya explicado en diversas ocasiones que la amnistía no es el final de un trayecto sino el inicio de un nuevo proceso que tiene que desembocar en la independencia de Cataluña. En ERC, por su parte, se abonan a la misma tesis, como ha dejado también claro Marta Rovira este pasado domingo. La esquerrista fugada ha ido un paso más allá y ha asegurado que su partido ya está negociando el referéndum de autodeterminación para Cataluña, una afirmación coherente con lo que vienen diciendo los partidos separatistas desde hace semanas.

El PSOE niega esos contactos, pero Sánchez carece de autoridad moral para hacer valer su palabra. Por otra parte, sus socios no tienen motivos para mentir sobre un asunto que, de hecho, ocupa el centro de su estrategia política en plena precampaña para las elecciones catalanas. En todo este asunto, de hecho, los separatistas han sido siempre fieles a sus objetivos declarados y quien ha trampeado con su palabra y traicionado a todos los españoles ha sido Sánchez, con total desmesura.

Hará bien la oposición en prepararse para un nuevo momento político en el que el referéndum independentista de Cataluña ocupará el centro del debate, con un PSOE más que amortizado para la decencia política y la lealtad que cabe exigir a un partido nacional; si es que alguna vez lo fue.

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