
Pedro Sánchez todavía se está carcajeando mientras acaricia al gato en su búnker de la Moncloa. Lo comenta con Begoña y no salen de su asombro. No han parado de reír desde el comité federal del PSOE. Qué espectáculo. El bueno de Óscar Puente a poco se echa a llorar. Y esa vicepresidenta María Jesús Montero... Qué fervor, qué alboroto, otro perrito piloto. Inenarrable comedia en Ferraz, un funeral en vida, grandes exequias y tremendos panegíricos. Sánchez lo mira y se descojona. Vive en otro mundo. Sale a las once de la mañana y ya de entrada suelta un "buenas tardes". No dice la verdad ni cuando saluda. Es un monstruo.
El "puto amo" según la pelotera definición de Puente se ríe de España entera, aunque quienes han quedado retratados son sus viudos y viudas, las plañideras de las casas del pueblo. El muerto está vivo, pero sus deudos se van a cobrar la venganza igualmente. Que tiemblen los jueces y los plumillas que osan informar de los negocios de Begoña. Ese hombre "profundamente enamorado" no va a pasar ni una. ¿Kirchnerismo? Lo que sea, pero no va a quedar títere con cabeza. Sólo se van a salvar las intxaurrondos y los broncanos, sus palmeros.
Sánchez se queda y visto el personaje todavía no se entiende cómo alguien pudo pensar que ese sietemachos del barrio de Tetuán lo iba a dejar así, sin más. No señor, no. Sánchez aspira a perpetuarse y muestra los rasgos y ademanes de quien se ha apalancado en el poder con el objetivo de eliminar a todos sus rivales, sean políticos, periodistas o unos jueces que pasaban por ahí. Lo de que atacan a su señora es puro cuento. Pero si él es el primero en arremeter contra las familias de los demás. He ahí el caso de Díaz Ayuso. O cuando cargó contra la mujer de Feijóo con la invención de que había cobrado una subvención pública. Todo mentira. Él es quien ha roto todas las reglas de la política, quien ha rebasado todas las líneas rojas. Siempre que acusa a los demás de lo que sea, ese lo que sea lo ha hecho él primero. No falla. Y en cuanto a sus decisiones, sólo hay que pensar en lo que es peor para España para saber lo que hará Sánchez.
Vamos de cabeza hacia un régimen totalitario con apariencia, sólo apariencia, de democracia. Los enemigos de la libertad salivan ya con la posibilidad de cerrar medios de comunicación, apresar jueces e ilegalizar partidos. Sólo queda resistir lo que se pueda.
