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Pedro de Tena

España, en manos de monstruos y payasos

La cuestión ya estriba sólo en saber quién de los dos, Zapatero o Sánchez, es el payaso o es el monstruo o si ambos son las dos cosas.

La cuestión ya estriba sólo en saber quién de los dos, Zapatero o Sánchez, es el payaso o es el monstruo o si ambos son las dos cosas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. | Europa Press

Cuando he tenido conocimiento (Ignacio Cembreros) de que la Fundación Onuart va a llevar a China a finales de este año un concierto precisamente el Día de los Derechos Humanos me he convencido de que estamos en manos de payasos y de monstruos. Porque tal decisión o es una payasada o es una monstruosidad, o es ambas cosas. Los listos y pagados de turno dirán que se perpetra tal disparate para recordarles a los chinos que no disfrutan de tales derechos gracias al Partido Comunista. El concierto sería, pues, un acto de protesta internacional.

Puerca y asquerosa mentira, una más, porque, ¿cómo podría consumarse tal dislate sin haber sido aprobada su celebración por el reelegido Xi Jinping, un emperador de todo el cielo y la tierra como los antiguos, que hace el milagro de que algunos de sus ministros antes de ser destituidos desaparezcan repentinamente? Ya vimos las escenas de aquel acto público de 2022 en el que todo un expresidente, Hu Jintao, nada de un pecador liberal, fue levantado de su asiento junto a Jinping y obligado a salir del salón de actos. Luego nunca más se supo.

Según el Informe sobre los Derechos Humanos en el mundo que hizo público Amnistía Internacional en abril de 2024, "las autoridades chinas siguieron restringiendo gravemente los derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica, aplicando la legislación de forma abusiva, a menudo con el pretexto de preservar la seguridad nacional".

Se encarcela a estudiantes por hacer vídeos de las protestas ciudadanas, se prohíben los actos, la vestimenta y los discursos perjudiciales para el espíritu nacional chino u ofensivos para los sentimientos del pueblo chino y, pionero de la lucha contra el "fango", su gobierno regula las cuentas de redes sociales y los blogs de "contenido propio no institucional" debiendo identificar a las fuentes de sus noticias o comentarios o forzando a los "influencers" a registrar sus nombres reales (seguro que les suena).

Suma y sigue: juicios a puerta cerrada a defensores de los derechos humanos, años de cárcel para quienes denuncian las propias torturas sufridas, expulsiones de periodistas… Para no hacer más largo este calvario, resumir con que la veterana abogada de derechos humanos Li Yuhan fue condenada a seis años y medio de cárcel. Aunque tenía más de 70 años y un estado de salud precario, "llevaba recluida desde finales de 2017, y desde entonces le habían negado acceso regular a asistencia letrada y tratamiento médico, además de someterla, al parecer, a otros malos tratos".

Pero, claro, ¿quién aparece como personaje clave de esta Fundación con sede en Barcelona y regada por millones de euros de los españoles? José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno e iniciador del socialismo de las payasadas y/o monstruosidades, el llamado Bambi ¿diabólico? el "embajador sentimental de la Venezuela de Maduro", definió en El País Juan Luis Cebrián, ya despedido, y hace sólo unos meses.

Coincidiendo en el tiempo, ahí está el superviaje del Gobierno de Pedro Sánchez a la China de la tiranía comunista sin que hasta el momento nadie de su entorno político haya elevado la voz en defensa de los derechos humanos de los chinos. ¿Razones de Estado? ¿De qué Estado? ¿De uno democrático y constitucional que desea para los demás los bienes de la libertad como respeto recíproco, que precisó Alberto Benegas Lynch, o de un Estado penetrado por un social-comunismo que chapotea en la miseria moral denunciada hasta por Cebrián?

Dice el Catecismo taurino de J.S. "Golletazo" que se le da el nombre de querencia "al sitio del ruedo en que gusta estar el toro con preferencia a otro, y al que vuelven invariablemente después de terminada una suerte". Y hay una querencia "natural", un sitio al que los toros, por instinto, prefieren por sentirse más seguros, por ejemplo la puerta de chiqueros y las tablas.

¿En manos de qué monstruos o payasos está España, y por supuesto lo que queda del PSOE, de modo que su querencia natural los sitúa en los chiqueros de las dictaduras o en las tablas de las tiranías por monstruosas o bufonescas que sean? Hasta la Delcy de su Príncipe ha reconocido que este gobierno ha urdido el exilio del pobre Edmundo González Urrutia, sometido a presiones insuperables y a gravísimas amenazas.

Fíjense en lo que puede ser un triste destino porque tal vez sea reconocido oficialmente, con el voto socialcomunista en contra, como presidente legítimamente electo de Venezuela por la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, ese poder legislativo al que Sánchez ya ha anunciado que piensa despreciar.

Y para colmo, el concierto del Día de los Derechos Humanos en China, un premio a la dictadura. La cuestión ya estriba sólo en saber quién de los dos, Zapatero o Sánchez, es el payaso o es el monstruo o si ambos son las dos cosas. Llegará un día, espero, en que sus nombres aparecerán junto al de otros de su misma calaña, africanos[i], asiáticos o americanos. Quisiera vivir para verlo, como quisiera ver alguna reacción moral, a izquierda y a derecha, capaz de detener eficazmente esta locura que está destrozando esta Nación y su democracia.


[i] Sobre algunos dictadores de África Albert Sánchez Piñol escribió un descriptivo libro titulado precisamente Payasos y monstruos.

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