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Vini, otro ofendidito

Aquí no se odia a los negros, pero sí a unos españoles por parte de otros que se consideran mejores por ser nacionalistas catalanes o vascos.

Aquí no se odia a los negros, pero sí a unos españoles por parte de otros que se consideran mejores por ser nacionalistas catalanes o vascos.
Vinicius Junior. | Twitter

No perderé un solo segundo en justificar lo odioso que es el acoso racista a Vinicius por parte de algunos aficionados, y lo injusto que es recibir tarascadas una y otra vez por el mero hecho de ser habilidoso. A él le dediqué dos artículos laudatorios cuando entrenadores y prensa ridiculizaban su escasa eficacia goleadora: "Veni, vidi, vici, Vinicius" (2019), "Vinicius Júnior, para comérselo" (2021), y un tercero contra los injustos insultos racistas que recibía: "Vini, antes de que te quiebren" (2023). En éste último sostuve que todo racismo es violencia, pero no toda violencia es racismo.

Lluís Figo no era negro, pero la campaña de los aficionados más fanáticos del Barça contra por él por dejar el club catalán por el Madrid fue de época. ¡Qué más da la causa! Este tipo de aficionados ataca al jugador odiado con lo que le pueda herir más. En el caso de Figo, arrojándole la cabeza de un cerdo. En el caso de Vinicius, por su color de piel. No dan para más. Pero les aseguro que si fuera blanco, pero tan borde con las aficiones contrarias como él, le masacrarían lo mismo. Con razón o sin ella. Debería reparar por qué las aficiones rivales ignoran a sus compañeros de equipo, a pesar de ser tan negros como él.

Vinicius ya no es un niño. Ha tenido tiempo de aprender a comportarse a pesar de las provocaciones que recibe en el campo. Los equipos contrarios le han cogido la matrícula; le acosan, le provocan y esperan que el adolescente que lleva dentro explote. Es tan evidente la rapidez de ideas que demuestra en el uno contra uno como su estupidez frente a la provocación. Ya no es solo una cuestión de saber estar, forma parte de la profesionalidad que debe al club, a los aficionados y a los millones de niños para los que es un referente. Y sobre todo a ese compromiso contraído como embajador mundial contra el racismo que su país le otorgó el pasado año. Esa hermosa responsabilidad contraída no es para ir de gallo ofendidito por todos los campos de España, sino para dar ejemplo de respeto y ponderación.

No es el caso; si en el campo se comporta como un pendenciero, en sus declaraciones públicas contra la concesión del mundial a España por considerarla un país racista comete la irresponsabilidad de confundir la parte con el todo. En su torpeza ha dañado a su club, a la ciudad dónde vive y a la imagen de España en todo el mundo. Injustamente, porque es falso. Aunque racistas, haberlos hay, de cosecha propia. Aquí no se odia a los negros, pero sí a unos españoles por parte de otros que se consideran mejores por ser nacionalistas catalanes o vascos, que no catalanes o vascos.

Atiendan al matiz y no confundan la parte (nacionalistas), con el todo (catalanes y vascos). Ni siquiera todos los nacionalistas lo son.

Es evidente que ningún aficionado tiene derecho a faltarle al respeto, pero ponerse a la altura de esos primates no le ayudará a disolver la antipatía que despierta por doquier. Y mucho menos, pasear su ignorancia por el orbe sobre el racismo en España. Eso solo demuestra que se le ha subido a la cabeza la ideología Woke sin saber qué es y ha pisoteado la memoria de Martin Luther King ignorando lo que representó. No le vendría mal escuchar su discurso "Yo tengo un sueño", que pronunciara el 28 de marzo de 1963 en Washington ante el monumento de Abraham Lincoln en pro de los Derechos Civiles de los negros en EEUU. Comprobaría qué grande y bella es la lucha por los Derechos Civiles en el mundo y qué ridículas sus pendejadas.

PS: No obstante, Vini, te agradezco la oportunidad de recurrir a tus cuitas para no tener que escribir sobre esa pandilla que nos gobierna con la determinación de la camorra y el cinismo de Los Borgia. A estos trileros no les saca tarjeta amarilla ni el Tribunal Constitucional.

Y mientras tanto, Salvador Illa en Cataluña blanqueando a El Gran Timonel del nacionalismo catalán, Jordi Pujol. Siempre pensé que tras su muerte, el nacionalismo lo rehabilitaría, pero jamás imaginé que esta sucia labor la llevara a cabo el PSC en vida. El sinuoso Salvador Illa nos hace el avión con la mano derecha, mientras roba nuestros derechos lingüísticos con la izquierda. En nombre de la convivencia. El nacionalismo heavy te quería bajar las bragas a la fuerza, el catalanismo light te sonríe mientras simuladamente deposita unas gotas de burundanga en tu bebida para bajártelas sin oposición. Copyright PSC.

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