
Damas que aseguran ser insobornables radicales de izquierda, combatientes a jornada completa contra el orden social burgués y sus castrantes y liberticidas convenciones morales, si bien manteniendo estilos de vida perfectamente convencionales y tópicos en el ámbito privado, o sea que se conducen igual que la gente de la derecha conservadora de siempre, acusando a Errejón de… ¡infidelidad conyugal! Que se acostaba con otras en hoteles, denuncian desde el escándalo más airado e irrepetible. Vaya por Dios, un revolucionario profesional, amén de hijo putativo de toda aquella mitología tardoadolescente del 68 (y, sobre todo, de la del 69) que incumplía el sagrado sacramento de la estricta monogamia marital. ¡Lo que hay que ver! ¡Cómo está el mundo!
Y la otra, la de los coitos y los cachetes hoteleros tan clandestinos como consentidos, subiendo todavía más la apuesta del ridículo, al desvelar ante la opinión pública que Íñigo no se ofreció para pagarle los zapatos de tacón tan precisos para el número. Un tipo que no se rasca la cartera y paga tras un encuentro erótico con una mujer, menudo monstruo. Y no sólo eso, sino que, al poco tiempo, "él dejó enfriar la relación". ¡Te costeas de tu propio bolsillo unos zapatos de tacón de aguja y ni siquiera pillas un novio formal!
Y qué decir de la última denunciante que se acaba de sumar a la cola de acusadoras a la caza y captura de entrevistas-denuncia en los platós de la tele. Esa señora con aspecto de ser perceptora de alguna pensión no contributiva de la Seguridad Social, al parecer concursante televisiva de profesión, que asegura haber recibido un fuerte impacto en la nalga por parte de Errejón, atentado que se habría producido hace una década. Siempre aparece alguien dispuesto a rizar el rizo de la payasada a cambio de treinta segundos en horario de máxima audiencia. Todo esto no sería más que una desquiciada tontería si no fuese porque hay mujeres que sufren de por vida, cuando no mueren, tras padecer la verdadera violencia machista. Porque las estamos insultando. Y con saña.