Menú

La exhibición de los tiranos

Esta semana hemos tenido una memorable exhibición de la tiranía comunista venezolana.

Esta semana hemos tenido una memorable exhibición de la tiranía comunista venezolana.
El dictador chavista Nicolás Maduro. | EFE

Los tiranos no pueden vivir sin exhibirse. Está en la esencia de su condición moral. Un tirano es alguien que habiéndose apropiado de todo el poder de decidir sobre la mayoría, por la fuerza o por elección ingenua, ignora a los gobernados, anulando sus derechos a la hora de dictar órdenes y leyes. Pero además de hacerlo, necesita que tal poder insuperable sea evidente, espectacular, teatral, ostentoso y aplaudido por la claque a su servicio.

Basta poner el ejemplo histórico de un Nerón, de quien se cree fue fundador de la claque como tal, porque reunía a 5.000 jóvenes, seducidos, pagados o amenazados, para que vitorearan sus composiciones líricas o sus interpretaciones dramáticas. Desde antes incluso era propio de los siempre inseguros tiranos, pagar a parte del público para acallar a los disidentes y aplaudirlos hasta reventar.

Esta semana hemos tenido una memorable exhibición de la tiranía comunista venezolana. ¿Qué importa el resultado de unas elecciones que, aún manipuladas por el gobierno de Maduro como se ha demostrado, ha dado la victoria a la oposición democrática que encabezan Edmundo González Urrutia y María Corina Machado? No importa nada.

Ante la mirada del mundo entero, se ha comprobado cómo un tirano puede apoderarse de las instituciones de un pueblo y desobedecer el mandato de las urnas porque ha logrado ocupar el entramado administrativo y judicial, apropiarse de los recursos nacionales y, por métodos ilegales y violentos, controlar la fuerza militar y policial.

Igualmente, ante la mirada de todo el mundo se ha exhibido su claque: Daniel Ortega, dictador de Nicaragua; el presidente castrista de Cuba, Miguel Díaz-Canel, Brahim Gali, primer ministro de la República Árabe Saharaui Democrática; Gaston Browne, primer ministro de Antigua y Barbuda; Viacheslav Volodin, presidente de la Duma y representantes de China e India y delegaciones oficiales de China y otros países, ojo, entre ellos, India. Y cómo no, los embajadores de los sátrapas Gustavo Petro, Lula da Silva y Claudia Sheimbaum. El no da más de la ejemplaridad democrática y ética mundial.

Si creíamos que usurpar el poder de los venezolanos sin hacer caso de los votos reales era el colmo, ver al tirano del chándal y el pajarito de Chávez exhibiendo su delito político y mencionando uno por uno a sus cómplices de dictadura por si algún día se les ocurre desertar, fue todo un espectáculo. Presumir de ser el mejor garante de los derechos humanos poco después de tirotear a María Corina Machado ya fue definitivo. No hay límites.

Es entonces cuando se le vienen a uno a la cabeza las reflexiones de Karl Popper sobre la democracia, la sociedad abierta y su enemigos. "Una política tendente a inculcar en los gobernados la idea de que el Estado no es de ellos sino de los gobernantes" y la "prédica de que sólo hay una manera de mejorar las cosas y es ésta la completa conquista del poder", va contra "la virtud realmente importante de la democracia, es decir, la de contener y equilibrar el poder", de modo que no sea necesaria la violencia para cambiar el gobierno.

Y recordemos lo que muchos no quieren recordar. Una, que una constitución democrática sólo debe excluir las modificaciones legales que ponen en peligro la democracia y dos, importantísima pero olvidada y silenciada, que "en una democracia, la plena protección de las minorías no debe extenderse a aquellos que violan la ley y, especialmente, a aquellos que incitan a otros a derribar violentamente el régimen democrático."

¿Cómo va a extrañarnos que el gobierno de Pedro Sánchez, el mismo que protege a los herederos de ETA, a los golpistas de Esquerra y Junts y a los partidarios de una dictadura comunista semejante a la de Maduro, no haya condenado el crimen político de lesa majestad perpetrado contra la mayoría del pueblo venezolano ante los ojos del mundo? Vistas las relaciones, estrechas y oscuras relaciones, de su gobierno con la tiranía venezolana, ¿qué dudas caben?

Mientras tenía lugar esa muestra infame de tiranía, aquí, en España se exhibía Pedro Sánchez con una modificación legal más que, entre otras muchas decretadas, quiere mermar las atribuciones y funciones del poder judicial para que su gobierno sea incontrolable y su red de corrupción, familiar y política, quede a salvo.

Además, tenía lugar la exhibición judicial de David Sánchez Pérez-Castejón, otro hermanísimo de la historia socialista. Tan seguro debe estar de que nadie se atreverá a tocarle un pelo que no le importó hacer alarde de indiferencia e ignorancia de un puesto de trabajo creado para él ad hoc por el socialismo extremeño y que él afirmó haber encontrado en Google. ¿Cómo puede soportarse que un pelele enchufado de libro se cachondee de una jueza en toda su cara?

Pues por eso. Los aspirantes a tiranos diseñan escenografías de impunidad para decirles a todo un pueblo: "Me importan un carajo vuestros derechos, vuestras leyes, vuestras normas y vuestra moral". Como nuestra democracia, ya malherida, es incapaz de defenderse de sus enemigos, la claque sanchista, como la de Nerón, nos silencia cada vez más. ¿Es esto lo que queremos?

Temas

En Internacional

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura