En reiteradas ocasiones hemos señalado que "Sánchez está dispuesto a permanecer en el gobierno al precio que sea, incluido el de no poder gobernar". Este miércoles hemos podido contemplar una nueva y bochornosa prueba de tan nihilista y antidemocrática determinación: El gobierno social comunista ha perdido dos de los tres Reales Decretos que pretendía convalidar ya que Junts ha votado en contra de los mismos junto al PP y Vox, mientras nadie en el Ejecutivo se plantea la celebración de unas elecciones anticipadas. Es más: si no fuera porque el PP, acertada y responsablemente, ha votado a favor de la reforma de las pensiones para alargar la edad de jubilación, pactada por el Gobierno con CEOE y sindicatos, el Ejecutivo habría sufrido una derrota aún mayor.
Las dos iniciativas del Gobierno, que el Congreso, sin embargo, sí ha tumbado, son el impuestazo a las energéticas y el llamado decreto ómnibus, un cajón de sastre con el que el gobierno pretendía de forma artera aprobar de una sola tacada cosas tan dispares como la revalorización de las pensiones según IPC, las bonificaciones al transporte público, la prórroga de la suspensión de los desahucios, las ayudas a los afectados por la Dana y por el volcán de La Palma, las bonificaciones al transporte público, la prórroga del bono social, la subvención de 4.500.000 euros para atender a los menores migrantes en Ceuta o el traspaso al PNV de la actual sede del Instituto Cervantes en París.
Hay que ser muy miserable para someter a una única votación y meter en el mismo saco cosas tan dispares como la revalorización de las pensiones o la necesaria ayuda a los damnificados de la Dana con cosas tan deplorables o, cuanto menos, mucho más cuestionables como la prórroga de la suspensión de los desahucios, la subvención a los menores migrantes o el bochornoso traspaso al PNV de la sede parisina del Instituto Cervantes. Pero este gobierno no sólo se caracteriza por su apego a la poltrona sino también por las artimañas de tipo "totum revolutum" y los chantajes con los que pretende sacar adelante sus iniciativas: si no me apruebas un paquete de medidas con las que algunas de ellas estás en desacuerdo, te acusaré de rechazar aquello con lo que estás conforme. Por ejemplo, la revalorización de las pensiones. Recuerden que Sánchez ya utilizó esta artimaña de cara a su pretensión de sacar adelante unos nuevos presupuestos son pena de que los afectados por la Dana se quedasen sin ayuda. En este sentido, y por mucho que carezca de legitimidad para acusar a nadie de "chantajismo", no le falta un ápice de razón a la golpista de Junts, Miriam Nogueras, cuando acusa al gobierno de "trilerismo".
Aun así, el PP y Vox tienen bien fácil refutar las acusaciones que el gobierno ha lanzado contra ellos, planteando como proposición de ley y de manera individualizada las medidas con las que están conformes, como las destinadas a revalorizar las pensiones o aprobar ayudas a la Dana. Será entonces el PSOE el que sufrirá las consecuencias de no respaldarlas.
Ahora bien, que la insaciabilidad de Junts a la hora de exprimir al Gobierno lleve a los golpistas a no seguir apoyando los proyectos legislativos del Ejecutivo -o incluso a apoyar en el futuro los proyectos de ley que pueda presentar el PP con el apoyo de Vox- no significa, lamentablemente, que los golpistas de Puigdemont vayan a secundar una moción de censura contra Sánchez planteada por el PP y respaldada por Vox. El Gobierno de Sánchez no cae si no se le derriba mediante una moción de censura, por lo que la disposición de Sánchez de agotar la legislatura "aun al precio de no poder gobernar" sigue estando, bochornosa y lamentablemente, vigente.