
A pesar de lo que dice el CIS, a los socialistas no les va a ser fácil convencer a su votante de que esté a favor del rearme o lo que sea que propongan bajo ese nombre. Prueba indirecta es que en el sondeo de Tezanos recién lanzado, las preguntas relacionadas con el asunto tienen la precaución de mencionar solo la defensa de la Unión Europea. No se ha preguntado, de forma concreta y valiente, sobre el rearme de España. Pero donde mejor se refleja la dificultad para pasar del "noalaguerra" al "sí al rearme" es en las narrativas que se empiezan a hilar en los territorios socialistas para conseguir una transición fluida de una consigna a la otra.
Estas narrativas incipientes no se limitan a subrayar las amenazas a las que hay que hacer frente. Tampoco entran en tecnicismos sobre el valor disuasorio de las capacidades de defensa. Un planteamiento de ese tipo es racional, pero no sentimental, y para mover los estados de ánimo que luego cristalizan en "a favor" o "en contra", hace falta mucho sentimiento. La llama sentimental no la enciende por sí sola la amenaza. La enciende aquello que se quiere defender, y es aquí donde aparece un problema secundario, pero importante. Porque la respuesta de que aquello a defender es España, la nación, no resulta la correcta para el socialismo del mosaico plurinacional.
¿Qué es lo que habrá que defender, entonces? Los "noalaguerra" virados al "sí al rearme" no tienen que estrujarse las meninges. La situación lo pone fácil, y si hay un camino fácil, se tira por ahí. Aquello que se tendrá que defender con el rearme de España no será España: será la Unión Europea. Uno de los sentimentales más veteranos, el autor Javier Cercas, lo ha puesto en un artículo con todos los emoticonos posibles: "Nuestra patria es Europa". Su declaración nos ha sorprendido a los que teníamos idea de que su patria, al menos su patria aspiracional, era Cataluña, y ha dejado perplejos a otros que recordaban que la noción de "patria" le daba asquito. Pero sigue siendo firme y claro en que su patria no es España, y por ello no corre peligro de que lo cancelen o algo parecido.
La exclusión de España de la narrativa sobre el rearme será obligada en el área más o menos izquierda del campo, pero plantea un problema. Uno más. Porque hablar de rearme lleva oscuramente a la cuestión del para qué, y ese para qué pone en el horizonte el tema de usar el rearme si en algún momento resulta necesario. Va a ser muy complicado convencer a los "noalaguerra" y al público, en general, de que esto se hace en última instancia para combatir por la Comisión Europea y por Ursula von der Leyen. Ahí se ven, nítidas, las limitaciones de la solución de Cercas. Toda la sentimentalidad se echa a perder cuando las grandes causas a defender se encarnan de manera tan pedestre. Los socialistas tendrán que evitar que se materialice crudamente esa visión. Para conseguir que el "noalaguerra" mute en "sí al rearme", el rearme no debe hacer pensar en aquello que se piensa cuando se habla de rearme.