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Noche en el parador y machismo en las redes

La noticia no es que en las redes sociales haya usuarios que digan burradas. La noticia sería lo contrario. Si los socialistas quieren prohibir las redes por eso, que lo intenten.

La noticia no es que en las redes sociales haya usuarios que digan burradas. La noticia sería lo contrario. Si los socialistas quieren prohibir las redes por eso, que lo intenten.
La ministra Portavoz, Pilar Alegría, durante una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. | Europa Press

La ministra Alegría ha denunciado un machismo repugnante en las redes sociales a raíz de que se difundiera que pasó en el parador de Teruel una noche, que fue la misma noche que pasó allí el entonces ministro Ábalos en actividades tan poco ministeriales, según distintas informaciones, como correrse una juerga con escorts traídas de alguna parte. La denuncia del machismo en las redes que ha hecho Alegría palidece un tanto al lado de las aficiones del exministro, pero en todo caso sería más sólida si ella y los compañeros socialistas que la han apoyado, como el compañero Sánchez, fueran igual de diligentes en denunciar machismo en las redes cuando afecta a mujeres de partidos rivales. Esa rigurosa igualdad no se ha dado ni se dará. En estas denuncias, como en tantas otras, prima y reina el doble rasero. Para más, es un asunto tan común que resulta irrelevante. La noticia no es que en las redes sociales haya usuarios que digan burradas. La noticia sería lo contrario. Si los socialistas quieren prohibir las redes por eso, que lo intenten.

El problema de Alegría y compañeros no son los desmanes típicos en las redes. Que quieran centrar ahí el caso, es típico también. El problema de todos ellos es tener que hablar ahora de algo que mantuvieron oculto durante mucho tiempo. A fin de cuentas, la noche en el parador fue la del 15 de septiembre de 2020. Plena pandemia, sí, aunque no estábamos bajo una de las prórrogas del primer estado de alarma, sino en una tregua veraniega que el Gobierno llamó, atrozmente, "nueva normalidad". En la "nueva normalidad" se levantaron restricciones y se permitió movilidad, pero se mantuvieron medidas de obligado cumplimiento. Se ha dicho que durante la noche que nos ocupa, Ábalos y sus invitados hicieron destrozos en una o varias habitaciones, pero no se tiene aún conocimiento de si llevaban las mascarillas puestas. Aunque en este lío, las normas que más escandalosamente se han saltado han sido otras.

El episodio del parador de Teruel es de esos que un partido en el Gobierno identifica como de alto peligro en cuanto se entera, que suele ser al momento. Y frente a ese peligro puede actuar de dos formas distintas y opuestas. Puede echar de inmediato a los implicados y reconocer los hechos o puede tapar los hechos y echar al principal implicado meses después, sin revelar nada de lo ocurrido. La opción que eligió el Gobierno es la segunda. Son dos encubrimientos por el precio de uno. Se oculta el episodio cuando ocurre y luego se le echa encima una segunda capa de hormigón con un cese que lleva premio o incentivo. Al cesado se le permite continuar como parlamentario y se le vuelve a incluir en las listas en las siguientes elecciones. Tapar y tapar y volver a tapar es la manera habitual de hacer las cosas en esa casa, y resulta atractivo, porque aplaza las turbulencias. Pero tiene la grandísima desventaja de que si la tapadera no es tan hermética y sale algo, la credibilidad del Gobierno se pone a cero o por debajo. Por eso, pocos creen a Pilar Alegría cuando al fin dice que estuvo allí, pero que no se enteró de nada.

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