
A principios de este mes de mayo, se publicó una noticia que tuvo escaso recorrido político: un tuit del PP de Madrid y una pregunta de la diputada popular Ana Vázquez al ministro Marlaska. La repercusión en los medios de comunicación fue anecdótica. El Debate afirmaba que, en septiembre de 2016, Óscar López había pedido al comisario Villarejo información sensible contra Pedro Sánchez, interesándose sobre los negocios de saunas de la familia de la mujer del, en ese momento, secretario general del PSOE.
Quizá por ser algo que sucedió hace nueve años o porque "la fuente" que filtraba la exclusiva daba mucho el cante pepero, ni el interesado, ni el propio partido socialista se tomaron la molestia de desacreditarla. No dijeron ni mu. Sucede que, en ocasiones, ese dar la callada por respuesta llama la atención. Suscita curiosidad. Pregunté y el resultado es un relato que, por inverosímil, puede resultar increíble… pero, vaya usted a saber.
Esta historia comienza con nuestro presidente comunicando a la ciudadanía su desazón y amargura. Consecuencia de ambas se va a hacer un kitkat. Cinco días de reflexión "con mi esposa" y después ya veremos.
En otro siglo, cuando éramos un país serio, estas cosas se resolvían saliendo solemne en la tele, en un informativo especial, con traje y corbata azul oscuro. Ahora, con un tuit vas que chutas. Nos enteramos a las 7:09 pm del 24 de abril de 2024. Solo unos pocos estaban al tanto de lo que sucedía entre bambalinas… Al leer el contenido de la carta que se publica en tuiter, alarmadas por lo que intuyen entre líneas, dos personas deciden contactar con Santos Cerdán, el secretario de Organización del PSOE. Son la colaboradora de la dirección socialista, Leire Díez, y la periodista Patricia López. Es importante lo que aventuran al dirigente socialista y son convocadas para el día siguiente —25 de abril—, primero de los cinco de recogimiento e introspección del presidente. Se ven por la tarde. Leire está en el norte y viene en avión. Asisten, además de Cerdán y las dos citadas, Ion Antolín, director de Comunicación del PSOE, Juan Francisco Serrano, secretario adjunto de Organización de la Comisión Ejecutiva Federal —el machaca de Cerdán— y Javier Pérez Dolset, un empresario investigado por fraude de subvenciones y blanqueo de capitales, según publicó El Confidencial a finales del pasado año. Mientras el país está con el alma en vilo (¡se va, se va!), ellos deciden una agresiva estrategia de comunicación. Cerdán es el único dirigente del PSOE que mantiene contacto con Sánchez. Óscar López —jefe de Gabinete en Moncloa— y Antonio Hernando, su segundo, no intervienen en la gestión de la crisis. A los pocos meses salen del Gabinete. Son apartados del núcleo del presidente.
¿Una estrategia contra la derechona y el lawfare, verdad?, pregunto dando a entender que estoy al cabo de la calle. Una ingenuidad. Mi interlocutor —uno de los seis asistentes a la reunión en la última planta de Ferraz ("a la izquierda de Cerdán, Leire, a su derecha, Patricia y Antolín")—, responde: "No, para neutralizar a compañeros del partido".
—No te entiendo… ¿me estás diciendo que lo sucedido en esas fechas tiene un origen en presiones (no quiero utilizar la palabra chantaje) de sus compañeros socialistas?
—"Sí" —afirma.
—¿Y así se lo dijisteis a Cerdán?
-"Sí" —confirma.
E insisto… ¿Pero lo oyó Santos Cerdán en presencia de todos? Un "sí" indubitado.
¿Qué es lo que escuchó el secretario de Organización del PSOE? Según mi interlocutor, se le informó de que se podría estar amenazando con hacer públicas las grabaciones —de vídeo— realizadas en las saunas del suegro del presidente. ¿Y eso en qué le afecta directamente?, pregunto. "Afecta a su esposa, a su familia. Por eso él se refiere a ella en la carta (‘reflexionaré con mi esposa’)".
Había que desactivar esa posible filtración. "Le dimos a Cerdán unos audios de Villarejo en los que menciona las grabaciones en las saunas. Ellos se lo enviaron a El País esa misma tarde". Al día siguiente (26 de abril), José Manuel Romero, subdirector de El País, firma una información bajo el titular: "Una persecución a la familia de Sánchez que inició la ‘policía patriótica’ del PP hace 10 años". Se incluyen los audios. El periódico amplia la información el 29 de abril, el mismo día que Pedro Sánchez comunica que sigue. Una frase reveladora en el discurso del presidente: "Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos 10 años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella". Sánchez reproduce el dato que publica El País: 10 años. ¿Desde 2014? Entonces, ¿la "reflexión" del presidente no es por la cátedra de la Complutense? Los audios de Villarejo son de ese año y también la información que se le hizo llegar a Eduardo Madina y que este rehusó utilizar en las primarias socialistas de julio de 2014, según afirma mi interlocutor.
¿Me sugiere que busque para comprender o para aumentar mi confusión? (las "fuentes" disfrutan observando como das palos de ciego) y sí, busco y me sorprende que un comisario jubilado, que fue jefe de seguridad en Moncloa en la etapa de Zapatero, publique tuits publicitando las actividades de Huawei en España o el Gate Center, el lobby de Zapatero para el bisnes con China.
Mi interlocutor intenta que entienda la secuencia. "Establecimos una estrategia de trabajo. Primero cortas. Neutralizas la salida de las grabaciones con estos audios que les damos. Ellos se los envían a El País, el Diario.es; mueven Televisión Española. Después quitarse poco a poco a esa gente de en medio, pero eso ya no es asunto nuestro".
Y de nuevo fuego amigo contra Pedro Sánchez. "Yo te lo contaría como un drama en tres actos: el primero, el intento de chantaje; en el segundo, cedes en parte para seguir controlando la situación y en el tercero, aparece un díscolo que vuelve a intentar otro chantaje, que es donde estamos ahora con Ábalos". Un sinvivir y para mayor inri en Eurovisión todos contra España, como en tiempos del Generalísimo.
