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Moción de censura

Lo más peligroso para Feijóo sería ceder ante la tentación de no hacer nada y entregarse a la fantasía complaciente de que el poder caerá en sus manos como fruta madura

Lo más peligroso para Feijóo sería ceder ante la tentación de no hacer nada y entregarse a la fantasía complaciente de que el poder caerá en sus manos como fruta madura
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha estado arropado por otros líderes como el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. En la imagen también podemos ver al expresidente del Gobierno de España, José María Aznar. | EFE

Formalmente y ante miles de madrileños concentrados en la Plaza de España, el líder de la oposición acaba de pedirle a Pedro Sánchez que se rinda. Una demanda, esa de la capitulación inmediata e incondicional, que ahora deja la pelota en el tejado del presidente del Gobierno. Si bien parece existir una probabilidad razonablemente alta de que el requerimiento de Feijóo sea desestimado. Eventualidad que obligaría a la dirección del Partido Popular a tener que formular también la famosa pregunta de Lenin: ¿qué hacer?

Porque algo tendrá que hacer Feijóo si Sánchez no le concede irse por las buenas. Y ese algo sólo podría ser ya una moción de censura, instrumento constitucional diseñado para echar a los malos gobernantes ante el que los líderes del Partido Popular sienten auténtico pánico escénico desde que Hernández Mancha hiciera el ridículo frente a Felipe González, allá por los tiempos de Maria Castaña. Pero es que al gallego no le va a quedar otra. Feijóo únicamente podrá llegar a la Moncloa gobernando en minoría. Y ello porque es imposible meter en el mismo saco al nacionalismo español de Vox y al nacionalismo antiespañol de Junts. Y lo imposible, por definición, no puede suceder nunca. España no es Italia.

De ahí que su única posibilidad de llegar algún día a la presidencia del Gobierno pase porque, llegado el instante de la verdad, no vayan a votar en contra suya medio millón de catalanes separatistas que, además de separatistas, resultan ser tan o más de derechas que él y los que le jalearon el domingo en el asfalto de la capital. Todos esos separatistas de derechas votaron al PSC por dos razones: porque temían que metiera a Abascal en el Consejo de Ministros, primero; y porque tampoco se fiaban de su propia persona, segundo. Las mociones de censuras son peligrosas, sí. Pero lo más peligroso para Feijóo sería ceder ante la tentación de no hacer nada y entregarse a la fantasía complaciente de que el poder caerá en sus manos como fruta madura. Más que nada, porque eso no va a ocurrir. ¿Se atreverá?

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