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Díaz Ayuso, odiar es gratis y la cloaca del PSOE

La campaña contra Díaz Ayuso es una de las cacerías más salvajes de la historia de la democracia en España. Van a por ella con todo. El procesamiento del fiscal general es la prueba.

La campaña contra Díaz Ayuso es una de las cacerías más salvajes de la historia de la democracia en España. Van a por ella con todo. El procesamiento del fiscal general es la prueba.
EFE

Hay tantos casos de corrupción, escándalos políticos, familiares y judiciales, procesamientos y frentes abiertos alrededor de Pedro Sánchez que el presidente casi agradece la aparición de nuevas barbaridades porque ya no tiene que dar explicaciones sobre las antiguas. La acumulación de pruebas, de grabaciones y de diligencias judiciales es lo que tiene. ¿Quién se acuerda ya del tito Berni? Una cosa tapa la otra. Hasta un apagón general le viene bien al inquilino de la Moncloa.

De las sobrinitas de Ábalos a Leire, la fontanera. De Koldo a Cerdán y del hermano músico a ese jefe del PSOE en Extremadura que se ha hecho diputado autonómico para aforarse y que le juzgue el Tribunal Superior de la región por el enchufe del artista en la Diputación de Badajoz. Más la señora catedrática. El plato del día es que el fiscal general del Estado está a un paso del banquillo por revelación de secretos. De la destrucción de pruebas se habrá librado por los pelos, pero todo el mundo sabe que es culpable.

Sólo por lo del fiscal general, Álvaro García Ortiz, debería dimitir medio Gobierno empezando por Sánchez y siguiendo por Óscar López, que era el jefe de gabinete del presidente cuando a alguien se le ocurrió en Moncloa la brillante idea de ordenar al fiscal general del Estado que se inmiscuyera en un litigio entre Hacienda y la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Isabel Díaz Ayuso es una obsesión de la izquierda. La odian y no lo disimulan en absoluto. En el país en el que todo es susceptible de ser considerado delito de odio no pasa nada por insultar, vejar, despreciar e injuriar a la dirigente política madrileña. Contra Díaz Ayuso vale todo. No hay inteligencia artificial capaz de recopilar todo lo que se ha dicho y escrito en los medios contra esta mujer.

La campaña contra Díaz Ayuso es una de las cacerías más salvajes de la historia de la democracia en España. Van a por ella con todo. El procesamiento del fiscal general es la prueba. La encarnación del Ministerio Público siguiendo instrucciones del presidente para filtrar a los medios afines documentación sobre un procedimiento fiscal de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. ¿En qué clase de contexto tóxico se desenvolverán los elementos del sanchismo como para caer tan bajo? ¿De verdad que un fiscal general del Estado está para ganarle "el relato" al jefe de gabinete de una presidenta autonómica? Pues es lo que hay.

Habrá sido casualidad que el mismo día que ha trascendido el procesamiento del fiscal general este haya acudido a la entrega de los premios del 'Observatorio contra la violencia doméstica y de género' en la sede del Consejo General del Poder Judicial. Ahí se ha dejado retratar con el defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, que asumió tan distinguida magistratura tras ser vapuleado en las urnas por Díaz Ayuso. Igual que Pablo Iglesias en lo que sin duda es para ambos el episodio por el que pasarán a la historia. En el acto también estaba Grande Marlaska. Sin corbata. Será que está más fuera que dentro del Gobierno. O más quemado que el cenicero de un bingo.

Es verdad que lo del Gobierno en particular y la izquierda en general contra Díaz Ayuso no es violencia doméstica ni tampoco de género. Es violencia política. Pero hay cosas no estrictamente políticas que se han dicho contra la presidenta de Madrid que en caso de haberse dirigido hacia cualquier otra mujer habrían causado dimisiones, condenas y fuertes indemnizaciones. En su caso sale gratis y hasta tiene recompensa.

Todo indica que Álvaro García Ortiz no va a dimitir. Habrá que ver cómo resiste el artesonado institucional la estampa de un fiscal general del Estado sentado en el banquillo mientras retiene el mando de la Fiscalía General del Estado. Pero eso es algo que a Sánchez y a la audiencia objetiva de TVE y la Sexta les importa un cacahuete. Cosas más raras se han visto, creerán por error. Quién sabe por qué asume García Ortiz semejante martirio en vez de dimitir. A ver si va a tener que ver con el material de la cloaca del PSOE.

La situación política española es verdaderamente excepcional desde que Pedro Sánchez puso precio a la cabeza de Díaz Ayuso, cuando la pandemia y antes incluso. El presidente del Gobierno ya lleva unos cuantos peones sacrificados en ese tablero, pero un fiscal general es un alfil, carne de cañón carísima. Da igual. Todo es poco y todo vale contra esa mujer. El denigrante espectáculo de la reunión de presidentes autonómicos está grabado. "Bullying" en versión extrema. Lo único que hizo ella fue defenderse, pero han conseguido que haya gente que esté convencida de que el sablazo del IRPF es más culpa suya que de las pinganillas de Ábalos.

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