
Han asesinado a Charlie Kirk, un tipo brillante que debatía a pecho descubierto contra cualquiera que se atreviera a desafiar tabúes, dogmas y demás morralla políticamente consensuada que pasa hoy por "el lado correcto de la historia". Lo han asesinado brutalmente en una universidad mientras debatía, seguramente porque es uno de los referentes de la revolución cultural que ha llevado a Trump a la Casa Blanca. Ahora, los izquierdistas habituales celebran su asesinato en las redes sociales. Da igual que estuvieras o no de acuerdo con la perspectiva conservadora de Kirk —que yo no comparto, desde su postura sobre el aborto hasta el control de armas—; si no lamentas su asesinato, eres simplemente un cómplice de sus asesinos. Pero si aprecias el debate, la discusión civilizada, el humanismo crítico y la filosofía como cuestionamiento de los poderes fácticos, desearás conmigo que descanse en paz.
Aún no se conoce al autor del asesinato de Charlie Kirk mientras escribo estas líneas, pero sí conocemos la respuesta de gran parte de la izquierda mediática, que está bailando sobre su tumba. Se ha destacado en redes sociales Ignasi Guardans, quien ha manipulado vídeos de Kirk para tratar de tacharlo de homófobo y racista. Para el izquierdista habitual, funciona el lema de Durruti: "Al fascismo no se le discute, se le destruye". Pero para Guardans, como para Durruti, todos los que no comulgamos con sus ideas, desde el liberalismo hasta el conservadurismo, somos fascistas y, por tanto, se nos puede destruir, ya sea mediante una bala o una calumnia. Puede que haya igual número de asesinos en la izquierda y en la derecha, pero, sin duda, el número de intelectuales dedicados a adoptar, arropar y "comprender" a "sus" pistoleros es mucho mayor en la izquierda, desde Robespierre hasta Hamás.
Tenemos en Occidente, en general, un grave problema con la izquierda, cada vez más violenta y vil. Durante su último debate, mientras Kirk escuchaba paciente y educadamente a un oponente, había gente autodenominada "progresista" que gritaba "¡Kill Charlie Kirk!". En ese momento, una bala disparada por un francotirador le destrozó la garganta. En el post en el que Guardans pintaba a Kirk como racista, en realidad, el activista norteamericano criticaba la discriminación positiva y el sistema de cuotas por razón de sexo y raza, que ha hecho que personas como la esposa de Obama ocupen puestos que, por currículo, merecían blancos o asiáticos, sistemáticamente discriminados por este patrón racista y sexista, pero, ay, sancionado por los "progresistas".
Escribía Alberto Olmos en X que "quizá nada ha creado tanta gentuza en el siglo XXI como la superioridad moral". Superioridad moral de gentuza que presume, por ejemplo, de estar en el lado correcto de la historia mientras destruye el Estado de derecho en su país y desea aniquilar Israel, lamentando no tener bombas nucleares para que no quede un judío desde el río hasta el mar.
Unos disparan las balas, y otros disparan excusas, falacias y justificaciones para los primeros. Estos últimos son los peores. Porque no solo nos matarán, sino que después bailarán y escupirán sobre nuestras tumbas mientras cantan, todos juntos y puño en alto, «la Tierra será el paraíso, patria de la Humanidad». Un paraíso sobre un montón de cadáveres.



