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¿Qué pensaría Charlie Kirk?

Hace falta tener miedo a no llevar la razón para querer que no se escuchen cosas que se consideran falsas, pues quien está seguro en la verdad no suele tener problema en refutarlas.

Hace falta tener miedo a no llevar la razón para querer que no se escuchen cosas que se consideran falsas, pues quien está seguro en la verdad no suele tener problema en refutarlas.
Fotografía de archivo del 10 de marzo de 2024 del presentador Jimmy Kimmel hablando durante la 96.ª ceremonia anual de los Premios de la Academia en Los Ángeles (EE.UU). La cadena ABC anunció este miércoles que retirará "indefinidamente" de su programación el popular programa nocturno de Jimmy Kimmel debido a los comentarios vertidos por el presentador sobre Charlie Kirk, el activista conservador asesinado el pasado 10 de septiembre. EFE/ EPA/ Caroline Brehman ARCHIVO | EFE

Hay columnas que se escriben solas. Otras te las dan escritas, directamente. Antes de ayer, no sé exactamente a qué hora, el cómico estadounidense Andrew Schulz publicó un par de stories en su cuenta de Instagram. La primera, decía: "Ala izquierda: 'Nos levantamos contra el fascismo, excepto cuando el fascismo mata a alguien que no nos gusta. Entonces, lo celebramos'. Ala derecha: 'Queremos acabar con la cultura de la cancelación, excepto cuando el cancelado es alguien que no nos gusta. Entonces, la celebramos'". La segunda, concluía: "Me pregunto qué pensaría Charlie Kirk de que silencien una voz en honor a su memoria". Ahí está todo. Hay columnas que deberían ser así de cortas.

Pero algo tengo que aportar, aunque sea contexto. Schulz hacía referencia a la cancelación indefinida del programa de Jimmy Kimmel, otro cómico más "políticamente correcto" que él —habrá que cambiar el significado de esta expresión en Estados Unidos, por lo menos, teniendo en cuenta que lo que el poder político considera correcto allí ahora mismo es lo que hasta hace nada se encontraba al otro lado del péndulo—. Kimmel es una referencia del Late show americano, un presentador popularísimo y un incordio, por lo que se ve, para Donald Trump y buena parte del movimiento MAGA. En su último programa hizo un comentario en contra de "esa pandilla" utilizando como referencia al asesino de Charlie Kirk. Vino a señalar el rechazo que le produce el esfuerzo que están realizando por sacar rédito político del crimen tildando a quien apretó el gatillo "de cualquier cosa menos de ser también uno de ellos".

El comentario es problemático como lo es toda comparación. Y en general, comparar a cualquier persona —o movimiento de personas— con un homicida tiende a serlo todavía más. Nadie lo niega. Pero como hemos venido a jugar, yo también tengo comparaciones problemáticas que preguntarme. Pongamos por caso que un presentador de un programa español, en una cadena privada, cargase contra la utilización política que hace la "pandilla" de la extrema izquierda, con el Gobierno a la cabeza, de la guerra en Gaza, queriendo tildar a Netanyahu de algo distinto a lo que han sido siempre ellos. Imaginemos el revuelo mediático. Las comparecencias públicas de los políticos y las arengas de los tertulianos. Pensemos que ese programa termina eliminado de la parrilla y que Pedro Sánchez aparece celebrándolo. Son muchos años de cancelaciones ideológicas como para no saber qué estaríamos diciendo.

Porque, más allá de que existan motivos de peso que sostengan ciertas comparaciones que se lanzan, o que sean simples desbarres de personas hablando y escribiendo en público, lo que proyecta todo aquel que ve con buenos ojos cancelar a quienes las hacen es un poco de soberbia y bastante más de miedo acomplejado. Hace falta ser soberbio para denunciar el estado de manipulación generalizada que contribuyen a instaurar en el imaginario colectivo las opiniones ajenas que no nos gustan. Viene a ser algo así como decir que uno es más inteligente y ecuánime que el resto del rebaño, pobre, tan fácilmente engañable. Que uno es casi el único con lucidez, capaz de discernir el grano entre la inmensidad de paja mediática que nos colocan a diario. Hace falta tener miedo a no llevar la razón para querer que no se escuchen cosas que se consideran falsas, pues quien está seguro en la verdad no suele tener problema en refutarlas. De hecho, eso es precisamente lo que hacía Charlie Kirk. Acudía al foro a debatir y a hacer preguntas, tratando de desmontar consignas con las que no estaba de acuerdo, siendo respetuoso con quienes le confrontaban y no negándole el micrófono a nadie. De ahí que todo esto pueda resumirse simplemente en esa frase que publicó Andrew Schulz: "Qué pensaría Charlie Kirk de que silencien una voz en honor a su memoria". Y ya estaría.

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