
Las cortinas de humo, por muy densas que parezcan al principio, tarde o temprano terminan disipándose y si se tienden en medio de un huracán su efecto apenas dura unas pocas horas. En una era de información constante, lo efímero de la mentira se vuelve más evidente: la gente olvida el truco, pero recuerda quién lo intentó.
Al presidente del Gobierno se le ha esfumado la cortina israelí y lo único que quedará de todo esto es un agujero en las relaciones diplomáticas con Israel que costará décadas reconstruir y la instrumentalización interesada de una catástrofe humanitaria como la de Oriente Medio para tapar la corrupción que lo asola.
Todo estaba calculado: después de dos semanas de impostada agitación, el colofón a esta operación de agitación y propaganda sería un viaje a Nueva York y un discurso ante la ONU para apuntalar su candidatura para el Premio Nobel de la Paz. Lo que no evaluó el presidente es que llegó el otoño y los jueces, los Guardias Civiles, los socios parlamentarios e incluso los ministros hace tiempo que volvieron a sus labores.
Todavía era verano cuando Pedro Sánchez estaba aquí en España agitando la bandera palestina y alentando a los cuatreros que reventaron la Vuelta a España, y entonces ya recibió su primer revolcón cuando la justicia procesó a "su" Fiscal General del Estado. El siguiente golpe de realidad llegó mientras iluminaba al plenario de Naciones Unidas con una lección de topografía sobre dónde colocarse para estar en el lado correcto de la historia, cuando dos jueces empitonaron a su hermano y a su mujer. El camino a la enfermería lo ha completado el presidente con la crisis de las pulseras; una negligente y clamorosa demostración de incompetencia pública en la que cada explicación de la ministra encargada ha resultado más lamentable que la anterior. Y la septicemia ha llegado con una nueva votación parlamentaria con la que Podemos le ha tumbado el decreto de inmigración, su último regalo a Puigdemont, demostrando que carece de mayoría social y parlamentaria para lo que queda de legislatura.
Con el fallo multiorgánico acechando aún sostiene el presidente que es capaz de llegar a 2027 aunque sea conectado al respirador.
Aún resuena en la sala de prensa de Ferraz ese vaticinio que hizo el 16 de junio en el que se publicaron los audios en los que Santos Cerdán, Ábalos y Koldo se repartían mordidas y mujeres: Pedro Sánchez tuvo una revelación e hizo un pronóstico con el que tratar de invertir el foco y situarlo en la oposición... La predicción profética del presidente, fue anunciarnos a todos que "después del verano empezarán a resolverse muchas de las causas pendientes que tiene el Partido Popular y entonces se verá quienes son los delincuentes de verdad" hay que reconocer que en la última parte de la frase nuestro presidente tenía razón.
En estas circunstancias cabe hacerse una pregunta ¿Hay a corto, medio o largo plazo un solo escenario que pueda beneficiar a Pedro Sánchez? La respuesta es que no.
En el mejor de los casos, si el presidente pudiera parar el tiempo y las causas cesasen ahora, su hermano, su señora, su fiscal general, su ex ministro de transportes y su último secretario de organización irán con toda probabilidad a juicio. Así llegaríamos a una campaña electoral en medio de un ambiente nauseabundo e irrespirable con las televisiones estarán contando en directo las comparecencias de los implicados. Ojo no es descartable que veamos al presidente declarando como testigo –o algo más— en alguna de estas causas.
En el peor de los escenarios habrá nuevos informes de la UCO con altos cargos del Gobierno implicados, nuevas revelaciones sobre el flujo de dinero venezolano, más dirigentes socialistas encarcelados de forma preventiva, más derrotas parlamentarias por ejemplo en una votación de presupuestos, un revolcón de Europa al Tribunal Constitucional de Pumpido por tumbar parcialmente la sentencia condenatoria de los ERES e incluso la sentencia de muerte de la Ley de Amnistía por parte del TJUE.
Más que una cortina de humo el presidente necesita un telón de acero para tapar lo que viene.
