No contenta con la nula defensa legal que asiste a la vida humana en sus fases embrionaria y fetal ni pareciéndole bastante su desprecio y exitosa ocultación de la evidencia científica, avalada por la Genética, la Biología Celular o la Embriología, de cómo la vida se desenvuelve sin solución de continuidad desde el momento mismo de la fecundación, la izquierda quiere silenciar, además, toda información sobre el llamado Síndrome Postaborto (SPA) que las distintas investigaciones y la experiencia clínica describen como reacciones ansiosas, depresivas, sentimiento de culpa y otras características que la asemejan al estrés postraumático. Así, representantes del PSOE y de Más Madrid han llegado al extremo de amenazar con denunciar al PP y a Vox ante los tribunales por haber aprobado en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid una "aberrante" iniciativa que no tiene más finalidad que lograr que los servicios sociales y sanitarios dependientes del consistorio informen del Síndrome postaborto.
Así, mientras el PSOE defiende que lo que realmente provoca estrés y ansiedad a las mujeres no es el aborto, sino los "escraches" de grupos provida frente a las clínicas, Más Madrid ha negado directamente la existencia misma del síndrome que ha definido como "un término para llenar de miedo y amenazar a las mujeres". La ministra de Sanidad, Mónica García, por su parte ha cargado contra la propuesta aprobada por PP y Vox, "ya indistinguibles", que, según dice, pretende la "difusión obligatoria de mensajes falsos con mucha ideología y poca ciencia".
Ya resulta vergonzoso que la hiperideologizada ministra de Sanidad llegue a negar las reacciones psicológicas que pueden provocar un aborto en las mujeres que lo practican; reacciones que, aunque puedan naturalmente variar de una mujer a otra, han sido constatadas en numerosos estudios médicos. Sólo desde el imperante eufemismo en el que se oculta lo que es en realidad un aborto se podría pensar que cercenar una vida humana en el seno materno podría ser tan inocuo psicológicamente para toda mujer como cortarse el cabello. Pero, además, la izquierda trata a las mujeres como menores de edad, como seres desvalidos a los que la información puede amedrentar y hacerlas menos libres.
En conclusión, la oposición a que se brinde información respecto al SPA a las mujeres que están planteándose practicar un aborto y, sobre todo, tratar como un delito denunciable toda iniciativa destinada a dispensar institucionalmente dicha información no sólo es muestra del más puro totalitarismo sino de hasta qué punto la izquierda disfraza de ciencia lo que no son más que puras supersticiones.

