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'Nogueras: mou el cul'

Al abogado de la UE se le ha visto el plumero cuando ha dicho que la ley de amnistía "parece haberse aprobado en un contexto real de reconciliación política y social".

Al abogado de la UE se le ha visto el plumero cuando ha dicho que la ley de amnistía "parece haberse aprobado en un contexto real de reconciliación política y social".
La portavoz de Junts, Míriam Nogueras. | EFE

Da ternura ver a los políticos y periodistas de la derecha picar y creerse como cierta e impepinable la enésima ruptura de Junts con el Gobierno: que si Alianza Catalana les está levantando la merienda, que si huele a elecciones y necesita poner distancia con el PSOE, que si no deja de ser un partido de derechas a cuyos electores la política del Gobierno les incomoda y disgusta. La expresión más repetida estos días ha sido la de que "ahora van en serio". Tonterías. Puigdemont nunca va en serio. No va en serio ni siquiera cuando proclama la república catalana. Mucho menos cuando dice que va a romper con un Sánchez que es quien tiene los resortes para torcerle el brazo al Supremo y que el muy honorable resulte finalmente amnistiado de todos sus crímenes. Eso es lo único que les importa.

Ha sido oír al abogado general de la Unión Europea proclamar, desde el punto de vista del derecho europeo, su nihil obstat a la amnistía de Puigdemont y aprestarse Miriam Nogueras a mover el culo (es su modo de expresarse) y sacarle las castañas del fuego al Gobierno. Pasadas apenas dos horas del lavado de cara a la ley de Amnistía, Junts se ha abstenido en la votación que habría prolongado la vida de las centrales nucleares en beneficio del bolsillo de todos los españoles, incluidos los catalanes. ¿Dónde queda la necesidad de reconciliarse con sus electores de derechas? ¿Qué se hizo de tanto enojo, tanta indignación, tanta ira catalana? Todo ha muerto en el altar erigido a mayor gloria de Sánchez.

En cualquier caso, no deja de ser curioso que quien ha lavado la ley de amnistía ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea haya sido la misma persona, un luxemburgués llamado Dean Spielmann, que en el Tribunal de Derechos Humanos derogó la doctrina Parot y salvó la negociación con ETA de Rodríguez Zapatero. Debe de ser que este hombre, entre sus muchas obligaciones, la más importante que tiene es la de rescatar las negociaciones del PSOE con independentistas de toda laya, da igual que sean terroristas o golpistas. ¿No hay otro jurista en las instituciones de la Unión que pudiera haberse hecho cargo del caso?

Dicen las crónicas que el TJUE suele dejarse dirigir por el camino apuntado por el abogado general. Sin embargo, es posible que ocurra como con la Fiscalía en España, que los tribunales suelen hacer lo que sugiere, pero claro, siempre que sea realmente independiente. Cuando no lo es, como en los casos de corrupción de la familia del presidente del Gobierno, los jueces no le hacen ni caso. A lo mejor al TJUE le pasa lo mismo. Porque al abogado se le ha visto el plumero cuando ha dicho que la ley de amnistía "parece haberse aprobado en un contexto real de reconciliación política y social". Podía haber dicho que las verdaderas motivaciones son irrelevantes si la ley es aprobada cumpliendo todos los requisitos formales. O que, con independencia de las motivaciones, los efectos han sido beneficiosos. Pero no, ha repetido el mismo argumento del Gobierno, que arranca de una palmaria falsedad. Él sabe, como todos, que esa ley es una cesión de Sánchez a cambio de la investidura y eso es una autoamnistía aquí, en Luxemburgo y en la Cochinchina. Y que además no ha habido reconciliación alguna. Y, por si alguna duda cupiera, va y viene Junts y paga el precio al instante. Verde por fuera, rojo por dentro, pepitas negras, melón de agua…

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